Esta estrategia continúa ahora con un nuevo plan trianual que finalizará en 2018, y que recoge más de 200 medidas en los mismos 10 países, así como en los Centros de Procesos de Datos (CPD). En esta ocasión el objetivo es reducir en un 9% su emisión de CO2, para lo que tiene prevista la compra de electricidad verde y la selección de proveedores de electricidad según su mix energético.
El nuevo plan pretende asimismo disminuir en un 9% el consumo eléctrico de los edificios que utiliza el banco, y en un 4% el consumo de papel, e incluye campañas de concienciación y sensibilización medioambiental entre los empleados del Santander.
A lo anterior se unen medidas para minimizar el consumo de energía (electricidad y gas natural), pensadas para optimizar los espacios de trabajo y aumentar la eficiencia de los equipos de climatización e iluminación, y de las calderas. El ahorro de energía se materializa también en la nueva política de viajes del Santander, que promueve, por ejemplo, el uso de salas de telepresencia, videoconferencia y nuevas tecnologías, y fomenta el viaje en tren en lugar del avión.
Por otra parte, el banco se ha fijado como meta la reducción del 4% en consumo de papel de aquí a 2018 con la implantación de ideas para su uso racional.
La política de sostenibilidad de Banco Santander hace referencia igualmente a la gestión de los riesgos ambientales en operaciones de financiación en sectores y actividades sensibles. En este sentido, la actividad financiera del banco se debe ceñir a los criterios de las políticas sectoriales que establecen las prohibiciones de financiación a determinadas actividades y las restricciones a algunas otras relativas a energía y soft commodities (productos como aceite de palma, soja y madera). Van más allá de los Principios de Ecuador, se aplican a todas las operaciones de banca mayorista y, en el caso de las actividades prohibidas, a todas las operaciones de banca comercial.
Por su parte, la política de cambio climático recoge el marco de actuación para la protección del medio ambiente, e incorpora el nuevo marco climático internacional surgido tras el Acuerdo de París.
Asimismo, el banco contribuye a minimizar los efectos del cambio climático mediante la financiación de proyectos de eficiencia energética y energías renovables. Concretamente en 2015 el banco participó en la financiación de un total de 7.362 MW (un 42% más que en el año anterior) generados en parques eólicos hidroeléctricas y plantas fotovoltaicas.