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La propuesta de dar a conocer públicamente los bienes de los alcaldes y alcaldesas en el marco del Código de Buen Gobierno se plantea como un objetivo de transparencia cuando no es mas que una manera de evitar asumir la verdadera RSC del sector público además de orientarse, en contra de lo que pueda parecer, a una mayor cerrazón de la clase política.

La ciudadanía podrá conocer los bienes de sus alcaldes y alcaldesas si prospera la de propuesta la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), que está elaborando un Código de Buen Gobierno para garantizar la máxima transparencia en la gestión local.

  He aquí un ejemplo de como desenfocar un tema fundamental: la gestión de la responsabilidad social del sector público.  

 

a) ¡No me interesan las propiedades de mi alcalde! Me interesa que haya alguien, quizás algún comité de ética, que tenga esta información y que la pueda analizar. Y con ello es suficiente. Entre otras cosas, porque si se producen malas prácticas no será por la vía de la publicidad de sus bienes por donde se vaya a averiguar. Un presunto enriquecimiento ilícito más bien se produciría en el patrimonio de la pareja o de algún familiar, de forma que quedaría oculto. O se podría producir una vez abandonada la alcaldía o las responsabilidades públicas, ya fuera de la lupa escrutadora... Por lo tanto, esta medida no aporta nada de nada. 

 

b) En todo caso, sí tiene alguna consecuencia: alejar de la política. Si a mi vecino no le viene de gusto exponer públicamente su patrimonio, pues no puede aspirar a ser alcalde. ¿O quizá a alguien ya le interese que no haya más renovación en la política?

 

Recuerdo una conversación con el alcalde de Medellín en su casa en la cual nos explicaba su interpretación de cómo las clases políticas tradicionales llegaban a aceptar una cierta corrupción ‘soportable", la cual había llegado a suponer una manera de cerrar la puerta a una parte de posibles candidatos honestos. Es decir, algo de imagen negativa evitaba que entrara nueva gente a la política y eran menos para repartir cargos. Por ello, personas surgidas de la empresa y de la universidad estaban mirando de regenerar la política desde movimientos diferenciados de los partidos tradicionales. Aunque pueda parecer un contraejemplo, es lo mismo: maneras de disminuir el número de posibles candidatos al objeto de salvaguardar la posición de los mismos.

 

 

Se cierran puertas... En algunos ayuntamientos de dimensiones modestas, la tendencia a asumir una dedicación laboral por parte de algunos políticos comporta que sólo se acaben presentando ciudadanos con el retorno laboral asegurado (funcionarios) o con la vida solucionada, a parte de que impide una necesaria gerenciación de la organización.

 

 

 c) Finalmente la consecuencia es la simplificación de la política, poniendo el foco en la anécdota intranscendente, distrayendo de las materias que pueden ser relevantes desde el punto de vista del buen gobierno y de la responsabilidad social. La cuestión sería: ¿Esta exhibición de las riquezas (o miserias) materiales de los políticos/as, hará que haya un ‘mejor gobierno", una mejor calidad de las políticas públicas, una mayor atención a los grupos de interés?  No negamos que las mejoras globales vienen de la suma de muchas pequeñas mejoras parciales o concretas. Pero estas deben ser una mejora real, no una apariencia de cara a la galería.  

 

Cuando hablamos de Responsabilidad Social siempre decimos que aquello que la diferencia de la Ética Empresarial (Business Ethics) es que aquella parte del diálogo con los stakeholders. La RSE no hace autosuficiente a la dirección de la empresa sino que le pide una modestia, un careo con la realidad, a partir de las conversaciones con los grupos de interés. Nos preguntamos entonces por qué motivo la política debería construir un muro inexpugnable desde el que formular las propuestas de su ética pública sin el menor asomo de contrastar con sus grupos de interés.  ¿Y si el ayuntamiento hablara sobre las multas con las personas multadas?¿Y si hablara sobre la eficiencia municipal con la empresariado local?¿Y si hablara sobre el compromiso de la clase política con el funcionariado municipal?

 

 ¿Y si hablara sobre los resultados de la contratación de asesores con afectados sectoriales?

¿Y si abordara de pleno la política de compras y contrataciones, la gestión del cambio a nivel de cultura interna, o la profesionalización-gerenciación?

 

 

¿Y sí...? Pero no. Prefieren hacérselo ellos sólo, decidir qué es la mejor manera de llevar a cabo su accountability... Pues, les hemos decir que destruyen el sueño y que esta acción que pretenden llevar a cabo no tiene nada de Responsabilidad Social ni en espíritu ni en metodología. Y que incluso huele a querer ‘hacerse fuertes" dentro de su castillo. 

 Josep Maria Canyelles

Responsabilitat Global jmcanyelles@collaboratio.net

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