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Necesitamos que la COP27 sea el “espacio” que marque la diferencia y que haga que pasemos de la “inaction” a la “in action”

Con la de este año, serán ya 27 las Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que se habrán celebrado. Un evento referente que se configura como un espacio decisor y que tiene ya un recorrido histórico que nos  permite hacer un análisis de los avances conseguidos hasta el momento y con ello tendencias futuras. Pero, quizás sea el momento de ser más pragmáticos, analizar de forma objetiva la evolución de los objetivos e indicadores que se han ido estableciendo en las distintas reuniones y la situación actual, y de ser necesario establecer nuevas estrategias.

Porque debemos tener presente que la COP tiene como finalidad trabajar para enfrentar el cambio climático. Y con esta finalidad, en las reuniones previas, se establecieron varios objetivos claves a nivel global, en base también a dos de los indicadores claves: Gases de efecto invernadero (GEI) y Temperatura global.

El primer acuerdo global se produjo durante la 3ª reunión (COP 3, 1997), donde se acordó reducir en un 5% las emisiones de los países. Acuerdo conocido como Protocolo de Kioto. 

Pues bien, no solo no hemos reducido las emisiones de GEI, si no que según la Organización Meteorológica Mundial (OMM) los niveles atmosféricos de los tres principales gases de efecto invernadero (CO2, N2O y CH4) están batiendo récords, alcanzando máximos históricos y lo peor, con una en tendencia alcista.

El más conocido, el dióxido de carbono (CO2) se encuentra en concentraciones 149% por encima de los niveles preindustriales, casi similar al del óxido nitroso (N2O) que se ha incrementado en un 124%. Pero el metano (CH4), con un potencial de calentamiento superior al del CO2, se ha incrementado en un 262%.Luego, lejos de mejorar, hemos empeorado.

El segundo acuerdo global se produjo 18 años después, durante la COP 21 (2015), donde se acordó disminuir la temperatura a nivel global a no más de 2ºC en el 2011. Acuerdo conocido como el Acuerdo de París.

Pues bien, recientemente un estudio de la OMM y Copernicus afirmaba que Europa se ha calentado el doble que la media mundial en los últimos 30 años. Y todo ello a pesar de haber establecido el Pacto Verde Europeo, un hito post COP 26 con un compromiso de ser climáticamente neutra para el 2050, Y es que, si el año pasado durante la CO26, todos los países acordaron revisar y reforzar sus planes climáticos; sin embargo, solo 24 de las 193 naciones han presentado planes actualizados a la ONU.

Una inacción y unos resultados que tendrán una gran consecuencia ambiental, aunque también económica y social. De hecho así nos alertaba el informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC). Sin embargo, las decisiones y acciones de los gobiernos, de las organizaciones, ni de los ciudadanos, reflejan la gravedad ni el nivel de urgencia. 

Debemos aterrizar ya los compromisos y las acciones de un nivel global y de país a un nivel más empresarial. Evitar objetivos de cero emisiones netas, que posponen al futuro acciones críticas que deben llevarse a cabo ahora y empezar a exigir ya que la “insostenibilidad” salga cara, fiscalizando a los productores más insostenibles, y no sólo desde un punto ambiental, ya que tenemos que tener esa visión esférica donde se tenga en cuenta el impacto económico y social. No solo palabras bonitas o imágenes simbólicas. Necesitamos que la COP27 sea el espacio 

Pasemos de la “inaction” a la “in action”

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OpiniónCOP27

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