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La alimentación plant based no sólo es un concepto y una forma de alimentarse. Cada vez está más implantada en nuestra sociedad y no sólo por los beneficios que reporta al ser humano sino también al planeta. Hablamos de un estilo de vida que apuesta por la incorporación a nuestra dieta de un importante porcentaje de vegetales, como legumbres, verduras, frutas o cereales, a la vez que reduce el consumo de alimentos de origen animal o ultraprocesados.

Es un movimiento que va ganando cada vez más seguidores en todo el mundo, de hecho según la Plant-Based Foods Association las ventas de alimentos de origen vegetal han crecido un 54% en los últimos tres años. Y en España tampoco dejan de crecer las cifras en este sentido. Según el Ministerio de Agricultura, el gasto en productos ecológicos aumentó un 7% en 2020, según los datos oficiales más actualizados. Y estas cifras nos hacen pensar que, por un lado, la sociedad está más preparada y concienciada para cuidarse en lo que a salud se refiere, pero también para cuidar del planeta.

Los beneficios de seguir esta alimentación están reflejados en numerosos estudios, que aseguran que su consumo a largo plazo disminuye el riesgo de desarrollar una enfermedad cardiovascular o de padecer otras enfermedades como el colesterol, la obesidad o la hipertensión. El Instituto Europeo de Nutrición y Salud añade además las mejoras en los niveles de vitaminas A y C de las personas que siguen una dieta plant based, así como un aumento de la longevidad y la fertilidad.

Además, conviene en este punto no perder de vista la recomendación de la Organización Mundial de la Salud sobre un consumo mínimo de 400 gramos al día de frutas y verduras para prevenir enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2, la enfermedad cardiovascular y distintos tipos de cáncer.

Ayudando a la conservación del planeta

Pero es que además, y ya mirando más allá de nuestro ombligo, algunos de los grandes problemas de sostenibilidad a los que nos enfrentamos a nivel mundial podrían reducirse en gran medida gracias a una alimentación plant based así que, ¿por qué no intentarlo? Es evidente y está demostrado científicamente que para producir proteína de carne animal se necesita mucha más tierra, agua y más emisiones de gases contaminantes a la atmósfera que para conseguir una proteína de origen vegetal.

Además, y según la revista Nature, cuando una persona elige seguir una dieta con cinco comidas a la semana plant based reduce en un año las emisiones de CO2 en 1.000 kg (el equivalente a conducir desde Madrid hasta Sudáfrica), 620.000 litros de agua (equivalente a dejar la ducha abierta 55 días seguidos) y 7.000 m2 de tierra, que podrían ser usados para plantar 1.500 árboles con el beneficio que conlleva para el cuidado del planeta.

Por otro lado, el consumo de carne y de productos lácteos va en aumento cada día. La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación prevé que la producción mundial de carne aumente de 229 millones de toneladas en 2000 a 465 millones en 2050. Una cifra que no ayuda nada al objetivo de mantener un planeta de la forma más sostenible posible. Por eso desde Vegan Food Club estamos convencidos de que una de las soluciones pasa por generar impacto en el corto y medio plazo, consiguiendo que el mayor número de personas posible incluyan en su día a día más platos plant based y menos platos con proteína animal. Ese pequeño cambio en un gran número de personas nos permitirá a todos tener una menor huella de carbono en el planeta, entre otras muchas acciones.

En definitiva, de lo que hablamos es de aportar nuestro pequeño granito de arena cambiando nuestra dieta poco a poco hacia una más sostenible, saludable y plant based, que respete y proteja nuestra biodiversidad y ecosistemas para beneficio de todos: las personas y el planeta.

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