Las empresas, que tienen un papel fundamental en la inclusión de personas con discapacidad en el mundo laboral, están entendiendo y dando valor a este importante asunto, puesto que las aporta beneficios como una mayor identificación de los empleados con la cultura de la compañía, un aumento de las vocaciones hacia el voluntariado corporativo o el reflejar de forma muy evidente y cercana su compromiso con la sociedad y sus grupos más vulnerables dentro de su propia estructura interna.
Estamos en una parte del camino de la inclusión muy interesante y prometedora, en la que se han realizado importantes progresos pero en la que todavía hay mucho margen de mejora, porque una sociedad que progresa sin hacer partícipes de pleno derechos a todos sus grupos lo hará de forma hueca e insostenible.
Para que se puedan dar estos progresos es importante que los distintos sectores (administración, empresa, ONGs, otras organizaciones y la sociedad en general) sigan trabajando de forma compenetrada escuchándose entre ellos para alcanzar nuevos hitos (La publicación de “La Discapacidad en las Memorias de Sostenibilidad” es un buen ejemplo de ello) y plasmarlos en el día a día empresarial y social. Entre todos tenemos la oportunidad de vivir en una sociedad que realmente progrese y en la que se dé un desarrollo inclusivo para todos los que pertenecen a ella.