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El mundo en un cajón. Sus paredes monocromas. Pasillos que nos quieren llevar aquí y allá siempre, a un sitio que otro decidió para nosotros. Y funciona, les funciona porque lo construyen sobre el miedo. Miedo a lo desconocido, miedo a lo que harán, a salir de la rutina, a conocer,... miedo a pensar.

 

Cuando el miedo se instala en la sociedad se extiende como una de esas terribles manchas de petróleo que matan nuestros mares y océanos. Todo lo que toca lo destroza, lo contamina o desaparace. Así es como se construye un mundo desde la desconfianza. Con la pérdida de valores, muchas personas contaminadas aceptan el juego y lo repiten sin pensar, sin recordar quiénes son y para qué están donde están

Entramos en la caja, su nombre, desconfianza. Una vez estás dentro, ves que deja espacio para unos pocos y miseria para muchos. Se construyen complejos laberintos de palabras estériles que sólo buscan confundir. Miles de obstáculos que la mayoría no atraviesan quedando aislados en la caja gris. Mi vecino, mi primo o mi hermano ¿Ellos también? Así perderemos la batalla.

La desconfianza se articula desde la valoración del riesgo en la confianza. Al final es el miedo a la pérdida el que cierra otras puertas.

Me pregunto ¿Cuál es la pérdida cuando optamos por la desconfianza?

Es tan grande que no la vemos. El modelo económico actual es quien más apuesta hace por mantener la desconfianza y convence a muchos, diciendo que ahorraremos problemas y dinero. Eso nos enseñan.

La desconfianza, en cambio, nos trae:

  • Fedatarios públicos que nos dicen lo que es o no es cierto
  • Ejércitos de abogados defendiendo al que le paga
  • Millones y millones en seguros de lo que sea
  • Sociedades de garantía recíproca
  • Fondos de garantía
  • Márgenes altos para cubrir posibles riesgos de in-cumplimiento
  • Gastos en seguridad: guardas, cámaras, …., (ni hablar de los ejércitos y sus guerras)
  • ….

 ¿Y todo esto para que nadie sea engañado, estafado o robado?

No hace falta que te roben después de todo lo que has gastado para evitarlo ¿No crees?

La realidad, tozuda ella, nos dice que todo esto se ha construido para que sólo unos pocos puedan engañar sin consecuencias y el resto, sean disuadidos. ¿Estamos tranquilos, seguros, con quiénes dicen estar ahí velando por nuestro bien común?

Realmente nos engañaron otra vez. Nuevamente en lugar de rechazar aquello que no nos es propio ni natural lo aceptamos e incluso, lo hacemos nuestro. Es tiempo de parar, pensar y resolver. Una sociedad construida desde la confianza no sólo sería mucho menos costosa para las personas, aún teniendo que sufrir algún que otro engaño, sino que nos permitiría a todos ser más persona y convivir como iguales en un espacio de construcción personal y colectivo.

SI ESTAMOS DISPUESTOS A CAMBIAR ESTE SISTEMA, EMPECEMOS NOSOTROS MISMOS. CONSTRUYAMOS NUESTRA ALTERNATIVA DESDE LA CONFIANZA.

Raúl Contreras

Núria González

NITTÚA

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Opinión

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