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Durante la última década, el emprendimiento social ha pasado de nicho a ser una tendencia en el mundo de lo social de la que todos hablan. Muy poca gente sabia de ellos cuando Ashoka inició sus operaciones allá por los años 80. Hoy en día, existe un reconocimiento creciente de estos héroes sociales que se sitúan a camino entre una ONG y una empresa “for-profit”.

En mi opinión, 2012 será un buen año para nuestros emprendedores sociales por una serie de aspectos:

Primero porque los principales actores que representan la “pasta”, principalmente filántropos tradicionales e inversores con foco en “impact Investment, están moviéndose hacia un enfoque explícito de resultados centrado en “¿qué hizo usted con mi dinero y qué impacto ha logrado?“. Al mismo tiempo, la industria de inversión con foco en “impact investment” está despegando. De hecho, el Global Impact Investing Network espera que el mercado de inversión de impacto crezca hasta los $500 millones en 2014, lo que representaría un crecimiento anual de casi el 60% desde 2009. Ambos hechos sitúan a los emprendedores sociales a la cabeza del pelotón social en busca de financiaciónya que al funcionar con modelos de negocio sostenibles, les permite un crecimiento más rápido y generar más impacto que aquellos que sólo dependen de contribuciones o donaciones.

En segundo lugar, hoy en día existe unanimidad respecto a que la mejora de las condiciones sociales de la comunidad es importante para el éxito empresarial y que se puede al mismo tiempo solucionar problemas sociales y hacer dinero por el camino. Pero está claro que las empresas no pueden hacerlo solas y por ello los emprendedores sociales están mejor posicionados para alcanzar alianzas con empresas privadas, al usar el mismo lenguaje de impacto social y de negocio que las empresas. Además,  al utilizar mecanismos de mercado para comercializar “sus productos” los emprendedores sociales pueden aprovechar mejor las alianzas con multinaciones para aprovechar sus canales de distribución, capacidad logística y de comercialización.

En tercer lugar, cada vez más graduados procedentes de importantes escuelas de negocio españolas desean convertirse en emprendededores sociales. Prueba de ello es que los clubes internos de estuadiantes con foco en emprendimiento social se han multiplicado en este último año, forzando a las escuelas de negocio a adaptar su curricula. Es decir, el emprendimiento social está recogiendo el talento inconformista de las grandes escuelas de negocio, y todos sabemos que el talento para cualquier actividad es un importante ingrediente para el éxito.

Y por último, la tecnología ha reducido las barreras de entrada. Hoy en día cualquier emprendedor social con una inversión de su bolsillo puede hacer un prototipo de su idea y testearla en el mercado al día siguiente. De hecho, muchos de los últimos ganadores de concursos de start-ups en España tienen claramente un foco social. De hecho, el 10% de ideas ganadoras del programa de emprendimiento tecnológico Wayra pertenecen a la categoría de innovación social con base TIC.

Todo ello, hace que 2012 pinte bien para los emprendedores sociales.

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