El informe “Digital Inclusion Benchmark (DIB)" identifica temas y empresas clave en el entorno digital y realiza un análisis de los resultados de los Indicadores Sociales Básicos para las empresas de este tipo. Este estudio presenta el rendimiento de 150 empresas digitales con respecto a 16 indicadores en cuatro áreas de medición: mejorar el acceso universal a las tecnologías digitales; mejorar todos los niveles de competencias digitales; fomentar un uso fiable; e innovar de forma abierta, inclusiva y ética. Estos indicadores se relacionan con uno o varios de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) acordados por los 193 miembros de las Naciones Unidas en 2015. De este modo, la investigación pretende proporcionar un criterio para medir el rendimiento de las empresas tecnológicas en materia de inclusión digital, contribuyendo a un mundo más equitativo y a un futuro más sostenible.
Entre otros importantes hallazgos, el estudio muestra que la mayoría de las empresas tecnológicas siguen estando rezagadas en su responsabilidad de garantizar que las personas puedan utilizar la tecnología digital de forma que les beneficie. Si bien algunas empresas están liderando el camino con sólidos compromisos en materia de seguridad infantil, principios éticos para la inteligencia artificial e iniciativas para proporcionar formación en habilidades digitales, la investigación muestra que estas son las menos. Lo cierto es que la mayoría de las empresas aún no muestran la madurez necesaria para apoyar adecuadamente el progreso hacia los ODS desde la tecnología.
En este sentido, la investigación afirma que la mayoría de las compañías no garantizan ni promueven la inclusión digital. En medio de un contexto en el cual la pandemia y el aislamiento obligatorio que esta supuso impulsó el uso de la tecnología digital en gran medida, esto se vuelve un tema central. Sin embargo, los resultados que se desprende de la investigación no reflejan un gran compromiso en esta temática por parte de las compañías. Concretamente, se observa que la gran mayoría (82%) de las empresas siguen estando rezagadas en su responsabilidad hacia la inclusión digital, con una puntuación de 50 puntos o menos sobre 100. Los expertos afirman que hay una mejora moderada en métricas comparables desde el punto de referencia del año pasado, empero, el progreso sigue siendo demasiado lento en general para seguir el ritmo de las crecientes brechas y riesgos digitales.
En este punto, el estudio afirma que algunos grupos, como las mujeres y las niñas, las personas con discapacidad, las personas con bajos ingresos y los ancianos corren un riesgo especial de inclusión digital debido a su vulnerabilidad. Los obstáculos a los que se enfrentan son la imposibilidad de acceder a los dispositivos y servicios digitales, el hecho de que las tecnologías digitales no estén diseñadas atendiendo a sus necesidades, y la falta de oportunidades para aprovechar las tecnologías digitales para mejorar los ingresos y el bienestar social.
Los datos obtenidos en la investigación muestran que, en total, 77 empresas tenían una iniciativa para mejorar el acceso a las tecnologías digitales lo que representa el 53% de las 150 empresas. Se trata de un aumento significativo respecto al año anterior. El aumento se debió en gran medida a las iniciativas especiales introducidas durante la pandemia de COVID-19. El informe afirma que las respuestas de las empresas a la pandemia incluyeron una amplia gama de actividades, demostrando la capacidad de la tecnología digital para prestar apoyo durante las crisis. Las iniciativas incluyeron la provisión de conectividad de emergencia a los hospitales, la donación de hardware, como teléfonos móviles y ordenadores portátiles, el suministro de datos adicionales o planes de pago reducidos, y ofrecer un acceso gratuito y sin medidores a sitios web de salud y educación. La pregunta ahora es ¿cuántas de estas iniciativas seguirán existiendo en el mundo post-COVID?
El informe también examina si las iniciativas se dirigen específicamente a grupos vulnerables. Al respecto, se observa que, de las 150 empresas, 31 tenían iniciativas para grupos específicos. Todas estas empresas, excepto dos, eran operadores de telecomunicaciones. Las iniciativas consistían, por lo general, en un descuento en el precio del acceso a Internet para las familias con bajos ingresos y, en algunos casos, para las personas mayores o discapacitadas. Sobre este punto, la investigación concluye que, aunque las empresas apoyan a las personas con discapacidades proporcionando productos y servicios accesibles y participando en iniciativas tendientes a su inclusión, no son suficientes las empresas que lo elevan al nivel de prioridad estratégica. Aún queda mucho por mejorar según los expertos. El mundo post pandemia es una excelente oportunidad para que las empresas desarrollen planes estratégicos que tengan en cuenta a las personas con discapacidad. Por último, el documento indica que podría haber una mayor divulgación y transparencia sobre el empleo de las personas con discapacidad. Las empresas que informan de ello siguen normas diferentes, son a veces opacas, y rara vez superan los mínimos exigidos a nivel local.
