El poliestireno (PS) es un tipo de plástico. Y como tal, se trata de un material que forma parte de nuestro día a día a través de numerosas aplicaciones: tecnología, medicina, alimentación, etc. Esto se debe a su capacidad de conservación y seguridad (óptimo por lo tanto para el contacto con alimentos), y también a su durabilidad, resistencia al impacto y ligereza, que lo hacen imprescindible en el transporte y la automoción.
Su uso es muy popular y está presente cotidianamente. Tras la pandemia la producción y consumo de poliestireno en diferentes industrias ha aumentado de manera considerable. Ya que este es apto para estar en contacto con alimentos, muchos restoranes recurren a él para sus versiones “take away”. Por lo tanto, reciclar este material es hoy más necesario que nunca.
Una vez que los envases de este material han cumplido con su vida útil se convierten en residuos y, por ello, hay que depositarlos en el contenedor amarillo. Es en ese momento cuando comienza su proceso de reciclaje: del contenedor a la planta de selección donde se separará del resto de materiales, de ahí a la planta de reciclado y, una vez transformado en nueva materia prima, en un nuevo producto.
Pero ¿Cómo se da ese proceso? Ecoembes lo explica en detalle: los envases de poliestireno llegan a la planta de reciclado, la cual genera multitud de puestos de trabajo y ayuda a las ciudades a ser sostenibles. Una vez allí se introduce en una cinta de triaje, donde se realiza una eliminación manual de impropios de gran tamaño. Posteriormente se eliminan los impropios más pequeños de forma automática a través de equipos diseñados especialmente para ello.
Con el flujo purificado de poliestireno obtenido se procede a su triturado. Este triturado pasará por un lavado, donde el poliestireno, que es más denso que el agua, se separa por densidad de las impurezas. De esta manera elimina las etiquetas, restos orgánicos o de otros plásticos, o pegamento que pudiese contener.
Luego, se realiza un proceso de secado para eliminar la humedad del triturado. Posteriormente, pasa al proceso de extrusión. Aquí es donde el triturado se filtra para obtener la granza, -producto final del proceso de reciclado y futura materia prima sostenible que sustituirá al plástico virgen-. Una vez obtenida la granza, se homogeniza por silos y lotes para dar una mayor estabilidad al producto.
El tratamiento de poliestireno procedente de perchas o del desmantelamiento de frigoríficos o equipos electrónicos, es similar. El poliestireno procedente de los mencionados productos se introduce en la trituradora y con el flujo obtenido se procede a una separación de los metales que vienen con el producto. Esto se consigue a través de electroimanes y equipos electroestáticos, separando el plástico del metal.
Finalmente, pasa por un proceso de flotación donde se eliminan otros impropios y polímeros distintos del poliestireno. Más adelante, pasa por un proceso de extrusión y filtrado para finalmente obtener la granza que se homogeniza -como en el proceso anterior- para una mayor estabilidad del producto.
Es así como nuestro envase de poliestireno -convertido en un recurso- dará forma a un nuevo artículo para continuar haciéndonos la vida más fácil y apostando por la sostenibilidad. De esta manera, afirma Ecoembes, evitamos la extracción de nuevos recursos naturales, ahorramos en CO2 y construimos nuevos productos, convirtiendo en realidad la economía circular.
