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Con la rápida necesidad de descarbonizar y limitar la potencial devastación del calentamiento global, la demanda de "carteras cero neto" se está disparando. En estos casos, la reacción instintiva de los inversores suele ser la de deshacerse de los grandes emisores contaminantes en favor de alternativas más limpias y ecológicas. Pero este enfoque podría ser erróneo.
Identificando a los descarbonizadores del futuro

Reducir las emisiones de una cartera eliminando a los grandes emisores puede parecer una buena idea, pero no consigue reducir las verdaderas emisiones del mundo real que se necesitan para poner al mundo en la senda de "cero emisiones netas para 2050". Además, corta el suministro de capital a las áreas que más lo necesitan: los contaminadores que quieren descarbonizarse. Así que los inversores con visión de futuro, que quieren avanzar en la transición hacia el “cero neto”, deberían considerar en cambio cómo identificar a los principales descarbonizadores de los sectores con mayores emisiones.

Cuando se observa la distribución de las emisiones de cualquier índice amplio de acciones o bonos corporativos, los mismos cinco sectores dominan habitualmente: energía, materiales, automóviles, servicios públicos y bienes de capital. A nivel mundial, estos sectores representan más de tres cuartas partes de las emisiones, pero sólo una quinta parte de la capitalización del mercado. Por tanto, evitar unas pocas empresas puede suponer para los inversores una reducción instantánea de las emisiones de su cartera.

Sin embargo, sin capital, ¿cómo van a progresar estas empresas? El futuro ecológico requiere una inversión masiva y, si se eligen las compañías de estos sectores que tienen planes ambiciosos y creíbles de descarbonización, los inversores deberían estar dispuestos a aceptar unas emisiones elevadas ahora si creen que una empresa está en una trayectoria descendente de emisiones.

Planes concretos

Hay muchos ejemplos de grandes emisores que tienen sólidos planes de mejora: por ejemplo, el gigante mundial de materiales de construcción, LaFarge Holcim. Una estrategia simplista de bajas emisiones de carbono evitaría esta empresa, la compañía tiene algunos de los planes de descarbonización más agresivos del sector. Estos comienzan con la producción de cemento con la menor intensidad de carbono entre sus pares y luego siguen con objetivos para 2030 con los que reducir las emisiones por tonelada de cemento de alcance 1 y alcance 2 en un 17,5% y 65% respectivamente (con base 2018). Las inversiones del grupo respaldan estos objetivos: está prevista la apertura de la primera instalación de producción de cemento neto cero, y más de la mitad del gasto en investigación y desarrollo se destina a alternativas más ecológicas. Los inversores preocupados por el carbono deberían apoyar estos planes, a pesar de las elevadas emisiones actuales.

No todos los objetivos son iguales

Por desgracia, los inversores no pueden limitarse a elegir las empresas con los mayores objetivos de descarbonización. Según la Agencia Internacional de la Energía, alrededor del 40% de las empresas que se han comprometido a alcanzar el objetivo de cero emisiones todavía no han detallado cómo piensan lograrlo. Un objetivo de "cero emisiones netas para 2050" es bastante fácil de establecer, pero el problema, como siempre, está en los detalles. El análisis realizado por la iniciativa “Trasition Pathway Initiative” sobre los compromisos de las empresas de los sectores de altas emisiones muestra que muy pocas tienen objetivos de descarbonización suficientemente ambiciosos. Sólo si se conoce la credibilidad de los objetivos y los planes para alcanzarlos, los inversores podrán identificar a las empresas de altas emisiones que están en el camino correcto.

Para que las carteras de inversión alcancen el nivel cero, los inversores deben ir más allá de las emisiones actuales de las empresas. Lo que cuenta es la trayectoria de las emisiones. Despojar a una cartera de sus mayores emisores dará lugar a algunas ganancias rápidas, pero esto niega a ciertos sectores la financiación que necesitan y no logra una reducción de las emisiones en el mundo real. Analizar los planes de descarbonización para encontrar las empresas de transición creíbles permite a los inversores financiar los esfuerzos esenciales de mitigación del cambio climático. Al mismo tiempo, los inversores ganan exposición a las empresas que lideran sus sectores cuando se trata de la transición a una economía de emisiones cero.

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