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Según un estudio publicado por Andrea Ollo López y Salomé Goñi Legaz de la Universidad de Navarra para el Observatorio Social de La Caixa, el conflicto familia-trabajo es un fenómeno generalizado en todo Europa, sólo que se dan diferencias según territorios por razones culturales. A grandes rasgos, las personas de países mediterráneos y de Europa oriental lo sufren en mayor medida, mientras que en los países del norte es donde menos se manifiesta.

Desde que la mujer ha ido incorporándose de manera generalizada al mercado laboral, hemos acontecido a la aparición de nuevos modelos familiares, estos cambios a su vez han generado tensiones en la relación entre familia y empleo. Los datos recopilados en este estudio demuestran que el conflicto familia-trabajo es elevado especialmente en los del Mediterráneo y Europa del Este, además en Europa este conflicto suele darse con más intensidad en las mujeres que en los hombres.

El estudio realizado para el Observatorio de la Caixa nos muestra algunas realidades europeas, 

-En España, el empleo femenino en 2006 representaba el 40,77% sobre el total, la cifra del 2017 fue del 45,46%. Cada vez más las parejas en las que el marido es el único que aporta ingresos al hogar va siendo una minoría, y en su lugar aumentan los modelos de parejas de doble ingreso y hogares unipersonales. Los cambios demográficos y económicos han provocado tensiones nuevas en la relación entre trabajo y familia.

-Los países europeos como Alemania, Dinamarca y Países Bajos son los que el conflicto familia-trabajo es menos acentuado. Sin embargo, Grecia, Hungría y España son los que más lo sufren, las diferencias entre territorios están vinculadas al grado de desarrollo del estado del bienestar.

-Según cifras de la "V Encuesta europea de condiciones de trabajo" en casi todos los países europeos, excepto en Austria, Francia y España, las mujeres tienen más problemas para conciliar la vida familiar y laboral que los hombres, sobre todo en Portugal y Grecia.

-Otro dato interesante es que las políticas empresariales de apoyo familiar, ayudas para guarderías o para la enseñanza, acostumbran a ser más valoradas por los varones, mientras que las mujeres aprecian más los permisos parentales adicionales, complementarios a los que establece la ley. 

-La última conclusión del estudio muestra que los trabajadores que se acogen a las políticas basadas en la flexibilización de horarios laborales no son quienes más necesitan conciliar, sino los empleados más valiosos para la empresa.

Varios motivos culturales condicionan la conciliación familiar y laboral, el primero sería la aversión a la incertidumbre que en algunos países se intenta corregir mediante la regulación como por ejemplo la implementación de permisos parentales, la aprobación de leyes de protección de la familia o la creación de guarderías. El segundo motivo sería el apoyo social, es decir ayudas ofrecidas por la empresa o por el entorno familiar.

¿Qué recomendaciones para favorecer la conciliación entre la vida familiar y profesional?

Según el estudio de las docentes de la Universidad de Navarra, se tendría que facilitar al máximo la separación de la esfera privada y laboral de los ciudadanos en los países con más tendencia a la regulación. También, en las sociedades que tienden a recompensar las acciones generosas y solidarias, se deberían brindar medidas de apoyo que ayuden a cumplir con las obligaciones laborales y personales. A su vez, conviene que aquellas empresas que adopten prácticas que favorezcan la conciliación de la vida familiar y laboral lo hagan adaptándolas a la cultura del país y al perfil de sus profesionales. Finalmente, las políticas corporativas de conciliación deben responder a las necesidades reales de los empleados, lo que incrementará su bienestar y los beneficios empresariales.

Es curioso cómo de est estudio se desprende la idea de que las prácticas de apoyo familiar mejoran la conciliación especialmente entre los hombres. Contrariamente, las prácticas de permisos parentales favorecen principalmente a las mujeres y finalmente las facilidades para la flexibilización horaria mejoran la conciliación para ambos géneros.

Es un reto para los directivos de recursos humanos conseguir atenuar el conflicto, para ello deben tener en cuenta las diferencias culturales, para diseñar prácticas afines a las expectativas, las necesidades y el perfil de sus empleados. 

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