Cuando hablamos de rediseñar el liderazgo empresarial y le añadimos adjetivos como colaborativo, responsable, consciente, ético, etc., no niego que en algún caso tenga que ver más con subirse a la ola para no quedar fuera de juego que con un convencimiento real de que, a estas alturas del siglo XXI, quizá va siendo hora de que el mundo de los negocios asuma que la materia prima, el elemento primigenio del que se alimenta, son las personas.Es obvio que el objetivo principal de toda empresa es que resulte rentable. Por mucha responsabilidad, conciencia social y liderazgo ético que haya, si al final del ejercicio los números no están en verde, mala cosa.