Son las palabras latinas que todavía lucen hoy en uno de los muros de la catedral de Ginebra, en la capilla situada a la derecha de la nave central, el aula donde Calvino explicaba en el siglo XVI la Reforma y sus tesis. Una frase que se convirtió en el lema de la Reforma, que fue la primera gran revolución moderna, mucho antes que la francesa o la norteamericana. Fue, además, la primera gran explosión de la voluntad en la historia moderna. Seguirían luego otras.