La Navidad despierta nuestro lado más solidario: repartimos regalos, organizamos cenas y llevamos sonrisas a quienes más lo necesitan. Pero, ¿y el resto del año? Las mismas personas que reciben nuestra ayuda en diciembre también necesitan apoyo en enero, abril o agosto. ¿Qué pasaría si extendiéramos el espíritu navideño durante los 12 meses? Transformar la bondad estacional en un compromiso constante no solo mejora vidas, sino que también construye comunidades más sostenibles y solidarias.