Aunque el objetivo general de la industria es llegar al net-zero en 2050, y es bien cierto que ya se están dando pasos en esa dirección, todavía hoy el sector de los viajes es responsable de cerca del 9% de las emisiones globales de CO2. El sector del turismo debe prepararse para el cambio verde definitivo. La concienciación de los usuarios y de las empresas del sector son fundamentales, además de una buena mezcla de políticas que limiten el sobreturismo, apoyen el turismo local y ofrezcan una información más transparente a los viajeros.
Los cruceros y los vuelos de larga distancia, es decir, el transporte, es uno de los mayores contribuyentes al impacto medioambiental del sector: utilizan mucho carburante, en su mayoría y todavía de combustión, pero muchas veces no aportan un valor real a los lugares que visitan. En Europa, por ejemplo, se están dando pasos en este sentido: los países de la Unión están invirtiendo más y más en redes ferroviarias y promueven su uso en algunos casos con férreas normativas. Estamos viendo nuevos trenes nocturnos, trenes de alta velocidad más baratos como Avlo en España, más competencia (sana) con operadores entre países y algunas limitaciones para los vuelos cortos para los que exista una opción alternativa en tren. Todo esto son buenas señales, pero todavía necesitamos más coordinación e inversión para hacer que viajar en tren sea más fácil y más asequible.
El turismo masivo es otro de los grandes problemas. Grupos humanos que acaparan una pequeña ciudad o enclave, arrasan con los recursos naturales y culturales, producen basura y emisiones y luego se van, dejando a la población local con unos recursos cada vez más mermados y devaluados. Y no se trata de no viajar, ni siquiera a esos destinos que, efectivamente, viven del turismo. Se trata de calidad, no de cantidad. Se trata de responsabilidad, no de consumismo.
Para el viajero debería ser fácil ver el impacto medioambiental de un viaje y elegir opciones más verdes, y definitivamente, notamos que cada vez lo tienen más en cuenta: nos preguntan sobre los guías locales, el impacto de las emisiones y sobre alternativas en tren. Porque las personas no solo quieren viajar más, sino que también quieren viajar mejor. Se busca ir más despacio, quedarse más tiempo y haciendo que nuestros viajes cuenten. Claro que no siempre saben cómo hacerlo, y por eso nuestro trabajo es ayudarles a realizar mejores opciones de manera fácil.
Aunque las empresas más grandes hablan mucho acerca de sostenibilidad, lo cierto es que para ellos es difícil hacer cambios profundos, porque su modelo se basa en el volumen. Las agencias más pequeñas y sostenibles como nosotros, Evaneos son muchas veces las más flexibles y más comprometidas con el cambio real, porque entendemos el problema y trabajamos directamente con expertos locales, evitando turismo de masas y focalizándonos en viajes que beneficien tanto al viajero como al destino.
En el futuro -en uno muy cercano- estamos convencidos de que la sostenibilidad será una razón clave para elegir a una empresa y no otra, en este sector de los viajes y en otros también. Las que se preparen para ello ahora estarán por delante.
Debemos seguir apostando por la Tierra, y haciendo cambios a todos los niveles. Somos el sector de los viajes y el turismo, de gestionar experiencias bonitas y disfrutables para todos, y eso implica promover que esas experiencias respeten tanto a las personas como a la naturaleza, no solo vender más y más.
Somos optimistas, estamos seguros de que en cinco años el turismo será más responsable. Los viajeros se preocuparán más sobre el impacto y las empresas deberán adaptarse. Habrá más viajes en tren, viajes slow y un mayor foco en las experiencias locales. No será perfecto aún, pero sí será mejor, y estamos orgullosos de formar parte de ese cambio. Proteger el medio ambiente es cosa de todos.