Vivimos un momento decisivo. El planeta nos envía señales claras: debemos cambiar la forma en que producimos, consumimos y nos relacionamos con los recursos naturales. Este tiempo nos llama a evolucionar como sociedad, pero también como empresas generadoras de bienestar, como instituciones, como ciudadanos. Cada época plantea sus propios desafíos y la nuestra nos brinda una oportunidad única: la de construir un modelo económico que mire hacia el futuro sin perder de vista el vínculo con el entorno.
En Moeve sentimos que estamos llamados a ser parte activa de esa transformación. Contamos con las personas, la tecnología y, sobre todo, la convicción de que es posible impulsar un modelo energético, industrial y social más justo, sostenible y resiliente.
En este contexto, la innovación se convierte en una actitud que impulsa a mirar más allá de lo establecido, cuestionar lo que siempre se ha hecho del mismo modo y abrir paso a nuevas formas de producir energía, de movernos y de vivir. Impulsados por nuestra estrategia “Positive Motion”, en Moeve hemos dado pasos firmes para liderar el desarrollo de la energía, la química y la movilidad sostenibles: través de nuestra apuesta por las moléculas verdes, como el hidrógeno verde y los biocombustibles de segunda generación, la producción de químicos circulares y sostenibles, y el despliegue de una de las mayores redes de recarga ultrarrápida en España y Portugal.
Esta visión innovadora ya está tomando forma con proyectos firmes que contribuyen a una sociedad más eficiente, segura, circular y conectada con el territorio y las personas. Como andaluza, me enorgullece la gran apuesta que impulsamos en nuestra geografía. En Huelva estamos construyendo el mayor complejo industrial de biocombustibles 2G del sur de Europa y hemos planificado 30 plantas de biometano en todo el país. Estamos desarrollando el Valle Andaluz del Hidrógeno Verde, el mayor proyecto de su tipo en el sur de Europa, y colaboramos con aerolíneas para suministrar combustible sostenible de aviación (SAF). Además, hacemos realidad iniciativas como la producción de fenol circular a partir de plásticos de un solo uso, y alianzas industriales como la establecida con Saint-Gobain Weber, con la que ya hemos reciclado cientos de toneladas de catalizadores. Así, la innovación aplicada a los procesos industriales nos permite reducir residuos, generar valor y avanzar hacia un modelo energético más sostenible.
En nuestro día a día, debemos tener presente que la economía circular constituye una parte esencial de nuestra visión de futuro. La economía circular no es un conjunto de prácticas adicionales, sino como un marco que redefine la gestión de recursos naturales y el diseño de procesos para generar un impacto positivo social y ambiental. Esta ambición se traduce en compromisos concretos que estamos haciendo realidad. Nos hemos propuesto incrementar en un 50% la intensidad de la circularidad de nuestros residuos para 2030 (frente a 2019), reducir en un 20% (también respecto a 2019) la captación de agua en zonas de estrés hídrico para 2025 —una meta que ya rozamos con un 19% alcanzado en 2024— y garantizar que todos nuestros nuevos proyectos de renovables tengan un impacto positivo en biodiversidad.
Pero esto no lo hacemos solos. Nos aliamos con administraciones, universidades y, empresas del entorno. Somos conscientes de que los grandes retos se resuelven en equipo. Desde esta perspectiva, la colaboración pasa a ser un principio estratégico que impulsa la innovación y favorece la simbiosis industrial, uniendo talentos, conocimientos y voluntades
Así, avanzamos de forma valiente y comprometida en la construcción de un modelo empresarial que responde a los desafíos actuales. Un modelo que entiende la sostenibilidad no como una meta puntual, sino como una forma continua y rigurosa de enfocar el progreso para seguir creciendo. Un movimiento hacia adelante para construir un futuro energético más seguro, accesible y competitivo. Tenemos los ingredientes para conseguirlo.
