La necesaria descarbonización de la economía busca frenar el calentamiento global para permitir el desarrollo humano de forma sostenible, y es percibida normalmente como una fuente de retos para los sectores económicos. La Cátedra de Transición Energética que la Fundación Repsol ha impulsado recientemente en la Universidad Pontificia Comillas pretende convertir estos retos en oportunidades para el sector industrial, en el que busca plantear medidas para reducir su huella de carbono.
Desde la Cátedra opinamos que la industria española debe jugar un papel protagonista en la transición energética, tanto por el potencial de reducción de su huella de carbono como por las oportunidades y sinergias que con la sociedad puede desarrollar al hacerlo. Para ello, pretendemos determinar la huella de carbono de la industria actual (analizándola por sectores de forma específica) y proponer medidas, principalmente tecnológicas, que permitan reducir tal huella.
El análisis de esas medidas se llevará a cabo desde un triple foco: viabilidad técnica, económica y social. Así, se hará un estudio de la madurez tecnológica de las medidas propuestas y su estado comercial, para posteriormente evaluar su viabilidad económica y su repercusión social, principalmente en el empleo. Se terminará el estudio con un análisis legal, que determine si es preciso modificar el marco regulatorio para poder aplicar tales medidas y sacarles partido, sin olvidar las repercusiones éticas. Para llevar a cabo estos estudios, la Cátedra cuenta con un equipo multidisciplinar de profesores e investigadores procedentes de diversas áreas de conocimiento, desde la ingeniería al derecho y la economía, pasando por las ciencias sociales.
Las medidas para reducir la huella de carbono en la industria son específicas de cada sector y de los procesos que emplee, y están basadas en el principio de neutralidad tecnológica, es decir, no primar ni desestimar ninguna tecnología a priori, sino evaluar el potencial de cada una de ellas, seleccionando las más exitosas para cada sector industrial. Estas medidas abarcan desde la integración de energías renovables hasta la revalorización energética, pasando por la cogeneración y el cambio de combustibles, así como la introducción de nuevos vectores energéticos y almacenamiento de energía. En resumen, se trata de buscar medidas de eficiencia que permitan reducir la huella de carbono, o más en general, mejorar el análisis de ciclo de vida de los productos fabricados por la industria.
Estas medidas en ocasiones serán aplicables puertas adentro de la industria, pero también podrán serlo de puertas afuera, relacionando la industria analizada con alguna población cercana o el resto del polígono donde esté radicada. Así, para mejorar el autoconsumo energético se podría plantear una cogeneración que emplease la electricidad producida en la industria y, si ésta no tiene demandas elevadas de calor, vender ese calor a una red de distrito para la población cercana. De igual modo, el biogás producido a partir de los residuos de la comunidad podría ser integrado en el proceso productivo de la industria. Si bien las medidas serán normalmente tecnológicas, también se pueden evaluar medidas económicas o regulatorias, como asignar unas externalidades sociales, que traten de poner precio a la externalización de servicios o incluso a la deslocalización, para que el coste del producto refleje no sólo el abaratamiento por producir en terceros países con normativas medioambientales y sociales más laxas, sino el coste social de los empleos perdidos en el territorio.
Este impulso de la Fundación Repsol a la reducción de la huella de carbono en la industria entronca perfectamente con la tradición de las cátedras-empresa incardinadas en Comillas-ICAI que desde hace más de 17 años estudian aspectos relativos a la energía (Cátedra Rafael Mariño de Nuevas Tecnologías Energéticas, Cátedra BP de Energía y Sostenibilidad y Cátedra Iberdrola de Energía e Innovación), a la industria (Cátedra de Industria Conectada) y a aspectos sociales relacionados con la energía (Cátedra de Energía y Pobreza). Todas estas cátedras surgen de la relación de Comillas-ICAI con el tejido empresarial, lo que es provechoso para nuestros estudiantes en dos aspectos: facilitando su empleabilidad, y fomentando en ellos una conciencia social desde la tecnología. En definitiva, ser “los mejores para el mundo”, en ese afán de servicio promovido por San Ignacio de Loyola.
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