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“Hay pocos hombres buenos, la mayoría se mueve por la gloria, por el dinero o la envidia”. Son palabras del filósofo judío holandés Baruch Spinoza. Este filósofo es de origen ibérico, concretamente castellano, pues su familia fue expulsada de España a Portugal por el Edicto de Granada emitido por los Reyes Católicos en1492 y fue considerado marrano*. Después emigraron a Holanda y fue allí donde nació en Ámsterdam en el año 1632

Esta reflexión filosófica, así como la vida del autor, me dan pie  para intentar explicar la escasa evolución del ser humano y, por tanto, hacer una proyección hacia donde se dirige la sociedad y, cómo no, la RSC.

Spinoza, autor de la Ética explicada según el orden geométrico, es defensor del conocimiento como base para la evolución, y podría ser admitido por esto como un filósofo actual. Podríamos aceptar este criterio como fundamental para intentar resolver los problemas complejos que vivimos.

Nuestro mundo es, entre otras cosas, hipócrita, considerando este concepto como un acto de reflexión interesado para maximizar el beneficio, ya sea, económico, social  o de otro orden.

Igualmente percibimos la dificultad de trabajar en proyectos comunes de alto alcance, bien sea porque todos intentamos imponer nuestro criterio y conseguir la gloria en solitario, o bien por intentar defender nuestro colectivo afín, colegio o asociación profesional, lobbies, poderes establecidos, u organización interesada, además de evitar cualquier tipo de información relevante por interés, aunque tenga utilidad social de primera necesidad.

No es mi intención hacer una relación de supuestos, todos humanos, para increpar, concienciar y sobre todo aburrir a los lectores. Más bien la idea es partir de esta realidad para alcanzar mayores cotas de bienestar, siempre teniendo en cuenta la justicia y la caridad, virtudes necesarias para iniciar cualquier actuación de progreso social.

El ser humano evoluciona lentamente como se puede comprobar en lo actual de la frase inicial de este artículo. Sin embargo, la tecnología lo hace a gran velocidad, algunas veces a una velocidad supersónica.  Esta rapidez en los cambios tecnológicos impide asumir situaciones no deseadas, incluso tenemos dificultades para reflexionar sobre ellas. Es precisamente este vértigo de comunicaciones y progreso lo que aprovechan algunas personas o instituciones para hacer el verano, entendiendo este término estacional como oportunismo para obtener beneficio político, económico o social.

¿Qué podemos hacer ante esta situación? ¿Es posible cambiar lo establecido? ¿Cuál puede ser la recompensa?

Estas y otras preguntas similares no son de fácil respuesta y, menos aún, en un formato como el utilizado en este caso. Sin embargo, intentaré ser breve y hacer algunas aportaciones que podrán ser utilizadas de forma práctica.

El mundo tecnológico aludido nos lleva a pensar que los problemas se resuelven presionando un botón, enviando un correo o haciendo una llamada telefónica oportuna. Nada más lejos de la realidad, las soluciones requieren esfuerzo, formación, coherencia y sentido común, por lo tanto tendremos que tener las instituciones políticas, empresariales y civiles adecuadas para encadenar acciones dirigidas al progreso, que no es otro que el bien común.

¡Hombre, así cualquiera! diría el ciudadano que ve con preocupación su futuro, o el que no tiene trabajo ni desea tenerlo, incluso el que ha sabido organizar su situación personal, laboral y familiar, que no siempre se consigue. Esta es precisamente la única forma de cambiar lo establecido, aportando esfuerzo, formación, coherencia y sentido común, cada uno desde su posición.

Si me permitís este razonamiento, la última pregunta  planteada parece no ser tan difícil de responder, la recompensa es hacer lo que se debe, no solamente en un sentido Kantiano, sino para hacer habitable nuestro mundo lleno de incertidumbre y con referencias morales cada vez mas escasas.  

No tengo duda que muchos de los lectores de este artículo pensarán:  ¿Qué tiene que ver esto con el futuro de la RSC? ¿Quizá se ha confundido de medio? ¿Le ha afectado la llegada del calor?

Es posible que pueda parecer un error, pero no, llevo tiempo intentando crear un grupo multidisciplinar para el estudio de la RSC y mi visión de la realidad se ajusta a lo aportado en este corto artículo. El hecho de haber experimentado que cualquier logro requiere, además de las características ya expuestas, insistencia, buen humor y confianza, me anima una vez más, a través de este Diario Responsable, invitar a todos los grandes profesionales de la RSC, así como instituciones, Universidades, Administración, Observatorios, Pacto Mundial, ONGs, etc. a constituir un grupo de trabajo formal, donde ya hay muchos interesados, sobre los Derechos Universales de la RSC, métodos y sistemas de evaluación y control.

La sociedad os recompensará y si no lo hiciera habréis contribuido a dar ejemplo a todos aquellos que queriendo hacer las cosas bien no encuentran referencias fiables para hacerlo.  

* Judío converso que seguía practicando su religión en secreto 

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