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Existe una tendencia muy extendida a considerar y manifestar que debemos resolver problemas concretos, sobre todo en nuestro ámbito de actuación, “zapatero a tus zapatos”

Sí, esto es muy coherente y aconsejable pero desde luego debemos ser conscientes del contexto en el que vivimos y de los medios con los que contamos. Para ello deberíamos sobrepasar nuestras responsabilidades laborales y exponer ideas de valor universal, que es tanto como renunciar al éxito económico momentáneo, al aplauso esperado de nuestros actos y a los beneficios personales derivados de los mismos.

Nuestra sociedad navega sobre problemas de difícil solución y que requieren la atención urgente de los dirigentes mundiales para alcanzar acuerdos de obligado cumplimiento.

La superpoblación mundial y el cambio climático, la falta de recursos naturales y la sobreexplotación de los mismos, la supeditación de cualquier acto realizado a la ganancia económica, la implantación de criterios únicos, ya sean establecidos por los poderosos, por las masas, por las armas, por la religión, o cualquier otro factor menos importante, aunque a veces determinante, por ejemplo la moda, la novedad, etc… provoca una sociedad poco responsable, desinhibida, y por ende con falta de voluntad para solucionar los problemas apuntados.

Mi opinión al respecto es que la voluntad no se madura. Todos queremos hacer lo que nos venga en gana, sin analizar las consecuencias de nuestros deseos. Es necesario reflexionar y ver con claridad que solo los animales viven exclusivamente el presente, nosotros los hombres vivimos simultáneamente el pasado y el futuro, y esto es decisión de la voluntad.

Arthur Schopenhauer autor del Mundo como Voluntad y Representación, exponía: “El mundo entero es una mera representación del sujeto que lo conoce y, por otra parte, todo el universo es la manifestación de una voluntad primigenia”.

De igual manera Berkeley decía: “Pocos hombres piensan, pero todos quieren albergar opiniones”

Sin duda podría seguir apuntando citas más o menos acertadas, pero no pretendo hacer aquí y ahora un trabajo epistemológico, sino sustentar mi opinión con autores de reconocida valía intelectual. Aportaron conocimiento y criterio que nosotros deberíamos aprovechar para mejorar nuestro entorno y procurar un mundo habitable para futuras generaciones. Es nuestro gran deber moral.

Pero permitidme que retroceda al inicio y vuelva al enunciado. Mi intención es hablar de RSC, aunque sin olvidar preguntas que por ser conocidas y repetidas con frecuencia no deberíamos dejar de hacernos: ¿dónde estamos?, ¿hacia dónde vamos?, ¿lo nuevo es lo bueno? etc.

Estamos asentados en una sociedad individualista, materialista y relativista, donde priorizamos siempre los elementos y las acciones que nos conduzcan a conseguir, de forma rápida y con el menor esfuerzo, el objetivo.

Es preciso dar un paso hacia delante y proponer, como decía anteriormente, ideas y acciones de valor universal, sabiendo que no podemos exigir a los demás lo que no estamos dispuestos a realizar a nivel individual. Esta es posiblemente la clave del planteamiento, es relativamente sencillo proponer y escribir, pero ejecutar con responsabilidad y buen criterio no lo es tanto. De siempre hemos oído la expresión “una cosa es predicar y otra dar trigo”. ¿Queremos seguir predicando o intentamos dar trigo?

Si partimos de lo expuesto es fácil darse cuenta de que la base de toda evolución positiva está en la educación, el esfuerzo, la honestidad y el sentido común, términos suficientemente conocidos, incluso manidos, ya que se utilizan con intencionalidad para conseguir el beneficio propio.

Pues bien, esta es la sociedad que tenemos y, por lo tanto, lo anterior es aplicable a cualquier actividad como lo es la empresa y sus profesionales. Esta es la primera y gran semejanza.

En segundo lugar, quiero resaltar que tenemos la sensación de que los ciudadanos responsables y con voluntad de hacer las cosas correctamente, en su bien y en el de la sociedad, son considerados como “pringados”. A la empresa responsable le pasa algo similar, puede perder oportunidades y debe aumentar sus esfuerzos para conseguir sus objetivos. Ambos casos son garantes de un mundo más justo y solidario. Animemos a todos a seguir ese camino.

Respecto a las diferencias entre la sociedad y el mundo empresarial también me gustaría enumerar algunas, aunque sea de forma somera, pues tampoco es mi intención extenderme demasiado, pues el formato no lo aconseja.

Sin duda la gran diferencia es que la sociedad en su conjunto es mucho más amplia en su composición ya que la empresa está formada de individuos en edad más idónea para trabajar y tiene exclusivamente la obligación de reclutar a los mejor dotados para que su trabajo sea eficaz y sobre todo rentable.

La RSC, como exponía en otro artículo, debe ser el medio para la comunicación y el control de la organización y, que efectivamente, sea la base de cualquier actividad. Esto implica dar poder para denunciar, motivar, y estructurar la compañía hacia una ética integral, donde el Presidente y el Consejo estén bajo este control, así como sindicatos y todos los demás stakeholders. No podemos seguir haciendo de la RSC un apartado del Marketing empresarial.

La empresa como la sociedad está constituida por personas. Las personas, como humanos que somos, nos equivocamos y rectificamos. Bien distinto es equivocarse o hacer las cosas de tal manera que parezca una equivocación para conseguir un beneficio inmediato. Esto es la ética, un cambio de actitud hacia la responsabilidad y la valoración correcta de nuestros actos.

Insisto e insistiré tanto como sea necesario para que todos asumamos que la base de cualquier actuación es la ética. La empresa debe generar dinero, cuanto más mejor, con ello pagará más impuestos y así cumplirá con la verdadera RSC. Todo lo que hagamos para disfrazar estos beneficios es un fraude, como lo es no cumplir con las normas establecidas. Por lo tanto, esas normas deben ser muy claras y, a poder ser, no infinitas como sucede en la actualidad.

La sociedad, cada vez más, valora la Responsabilidad Social Corporativa ya que puede ser el camino donde todos encontremos el buen criterio y ayudemos a mejorar nuestro entorno, nuestras relaciones y veamos con más optimismo el futuro para las próximas generaciones.

Quizá muchos penséis que esto es un sueño, nuestro gran escritor Calderón de la Barca escribió La Vida es Sueño, un sueño del que despertaremos con la muerte, espero que sea lo más tarde posible.

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