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Un reciente informe de Naciones Unidas denuncia un deterioro sin precedentes en la protección de mujeres y niñas en los conflictos armados. Mientras el gasto militar mundial alcanza cifras récord, las violencias sexuales y reproductivas se multiplican, y la participación femenina en las negociaciones de paz sigue siendo mínima.
La guerra avanza, los derechos retroceden: las mujeres y la infancia pagan el precio

Las guerras contemporáneas se libran también sobre los cuerpos de las mujeres. Así lo evidencia el último informe del Secretario General de la ONU, António Guterres, que alerta de un “retroceso histórico” de los derechos de las mujeres y de una preocupante normalización de las violencias sexuales en escenarios de guerra. Según el documento, citado por Naciones Unidas, las víctimas civiles entre mujeres y niños se han multiplicado por cuatro en solo dos años.

Actualmente, 676 millones de mujeres viven a menos de 50 kilómetros de un conflicto mortal, el mayor número desde los años noventa. Y mientras las normas humanitarias se vulneran de forma sistemática, el gasto militar mundial creció un 9,4 % en un solo año, alcanzando los 2,7 billones de dólares, el nivel más alto desde el fin de la Guerra Fría.

“El mundo va en la dirección equivocada. El gasto militar alcanza niveles récord, mientras la igualdad de género y el multilateralismo están siendo atacados”, advirtió Nyaradzayi Gumbonzvanda, directora ejecutiva adjunta de ONU Mujeres, durante la presentación del informe en Nueva York.

Una guerra que se libra sobre los cuerpos de las mujeres

Las cifras son estremecedoras: los casos documentados de violencia sexual en conflictos han aumentado un 87 % en los dos últimos años. En Haití, más de dos tercios de los ataques reportados son de naturaleza sexual, mientras que en la República Democrática del Congo —uno de los epicentros de esta violencia— se registraron 38.000 casos en Kivu del Norte durante los primeros meses del año, tras la ofensiva de los rebeldes del M23.

El informe también incorpora el concepto de “violencia reproductiva”, que engloba la destrucción deliberada de maternidades o el bloqueo de servicios sanitarios esenciales. Estas prácticas, subraya, pueden llegar a constituir crímenes de genocidio cuando buscan impedir nacimientos dentro de determinados grupos.

La situación en Gaza ilustra este horror: miles de partos ocurren “entre escombros, sin anestesia, sin atención postparto ni agua”, según el documento. “Estas cifras reflejan una guerra librada sobre los cuerpos de mujeres y niñas, en un desprecio alarmante por el derecho internacional”, denunció Sarah Hendriks, directora de la División Política de ONU Mujeres.

Paz sin ellas: la exclusión en las negociaciones

A pesar del impacto desproporcionado que soportan, las mujeres siguen ausentes de los espacios de decisión. Nueve de cada diez procesos de negociación de paz no incluyen a ninguna mujer, y solo representan el 7 % de las personas negociadoras, el 14 % de las mediadoras y el 20 % de las firmantes de acuerdos.

De los 36 acuerdos de paz firmados en 2024, apenas 11 hacen alguna mención a las mujeres o a las cuestiones de género. “Los pasillos del poder y las mesas de negociación siguen dominados por hombres que rara vez asumen las consecuencias de sus decisiones”, lamentó Guterres, recordando que la inclusión de las mujeres mejora la durabilidad de los acuerdos. Como subrayó Gumbonzvanda, “las mujeres no son símbolos: son la clave para una paz posible y sostenible”.

Mientras la inversión en armamento no deja de crecer, las organizaciones de mujeres en contextos de conflicto apenas reciben el 0,4 % de la ayuda humanitaria mundial. Según ONU Mujeres, casi la mitad de ellas podrían cerrar en los próximos seis meses por falta de financiación. “El camino hacia la paz no pasa por la acumulación de armas, sino por invertir en herramientas de paz, derechos y desarrollo sostenible”, subraya el informe. El desequilibrio es tan evidente como alarmante: el mundo gasta billones en destruir, mientras destina apenas migajas a sostener la vida y los derechos de quienes más sufren la guerra.

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