CDP, organización sin ánimo de lucro que gestiona el sistema mundial de divulgación medioambiental para empresas, ciudades, estados y regiones, ha publicado recientemente su último informe titulado “Engaging the chain: driving speed and scale”. El mismo analiza los datos medioambientales de más de 11.400 proveedores corporativos en 2021 y advierte que solo el 2,5% de los proveedores han establecido objetivos basados en la ciencia para sus emisiones, mientras que el 56% no tenía ningún objetivo climático. Además, menos del 30% contaba con un plan de transición hacia una economía baja en carbono para contribuir a una futura economía neta cero.
La cadena de suministro de una empresa es responsable de importantes impactos ambientales. El año pasado, CDP descubrió que las emisiones de GEI en cadena de suministro de una empresa son, de media 11,4 veces más altas que las emisiones operativas. Esta cadena de riesgo medioambiental no sólo es una oportunidad para mirar más allá de las propias emisiones de las empresas y aumentar su ambición, sino que es la única forma de impulsar el cambio a la escala necesaria.
Evidentemente, las empresas no están siendo conscientes de la necesidad de actuar de manera contundente. No se trata de meras buenas intenciones, sino, por el contrario, la emergencia climática a la que estamos asistiendo requiere de un compromiso real por parte del sector privado. El informe explica que, ante los pésimos resultados obtenidos, será necesario al menos otra década para garantizar que todos los proveedores que comunican datos medioambientales a sus clientes a través de CDP establezcan objetivos climáticos. El daño medioambiental es palpable y los efectos del cambio climático ya se observan. El calentamiento global tiene el potencial de degradar permanentemente los hábitats humanos y naturales y crear un mundo más inestable. Sin embargo, las empresas no están a la altura de las circunstancias.
La investigación muestra que, pese a que las emisiones de la cadena de suministro son mayores que las de las propias operaciones de la empresa, la ambición corporativa sigue siendo escasa cuando se trata de medir y actuar en consecuencia. Concretamente, el estudio afirma que sólo el 38% de las empresas que informan a CDP se comprometen con sus proveedores en materia de cambio climático, y esta cifra se reduce aún más al 16% en lo que respecta a la seguridad del agua. Los expertos explican que el daño al medio ambiente abarca la deforestación y la escasez de agua, pero esta constatación no se refleja en los informes. Muchos proveedores que operan en zonas con estrés hídrico, o que se abastecen de materias primas forestales en regiones de alto riesgo no comunican ningún dato sobre sus extracciones de agua o los volúmenes de producción y consumo de productos forestales. Como se destacó en la COP26, las acciones aisladas no son suficientes. Las cuestiones medioambientales están interconectados; las empresas no pueden cumplir sus objetivos climáticos netos mientras generan una deforestación masiva en su cadena de suministro.
Es por ello, que las empresas de alto rendimiento en este ámbito piden a los proveedores que informen datos y establezcan objetivos para reducir sus emisiones de Alcance 3 en la cadena de suministro. Sin embargo, el estudio denuncia que actualmente son una minoría. En concreto, la investigación pone de manifiesto que las empresas no están haciendo los cambios necesarios. En este sentido, el informe concluye que, si queremos detener o al menos mitigar la crisis medioambiental y evitar el cambio climático las empresas deben duplicar su compromiso.
Finalmente, con el fin de poner en marcha el proceso de medición e información de arriba abajo, CDP ha incluido en su informe una herramienta de "Ruta de contratación sostenible", diseñada para ayudar a las empresas a ir más allá de sus proveedores de primer nivel para gestionar y mitigar los riesgos medioambientales inherentes a su cadena de suministro. En palaras de Maxfield Weiss, director ejecutivo de CDP Europa: “En el futuro, hay que asegurarse de que las buenas intenciones se traduzcan en acciones transformadoras a largo plazo alineadas con los 1,5 ºC que tengan en cuenta la naturaleza y los recursos hídricos. Necesitamos urgentemente que más empresas se comprometan con sus proveedores y gestionen el impacto medioambiental a lo largo de sus cadenas de suministro. Esto no sólo es esencial para compensar el retraso de 10 años en el establecimiento de objetivos climáticos, sino para asegurar un futuro positivo para la naturaleza".