Un tema muy importante para los directivos de hoy en día. Una compañía puede ofrecer sueldos elevados pero solo con ese factor no conseguirá tener a los mejores trabajadores. Los millennials, jóvenes que han nacido entre principios de los años ochenta y finales de los noventa, serán en el 2025 el 78% de la fuerza laboral y para satisfacer a estos nuevos actores hay que hacerles partícipes de las historias. No todo es el dinero. “Para atraer y retener el talento entran en juego otros factores como la capacidad de la empresa de ser ágil y flexible con el profesional o la aspiración del talento a ser su propio jefe. La clave es el salario emocional: ofrecer un proyecto que enganche y que gire alrededor del propósito. Esto es mucho más poderoso que un buen salario, pero no olvidemos que el talento se paga”, cuenta Goyo Panadero, socio y director general para España y Portugal de LLORENTE & CUENCA.
Esta consultora de comunicación acaba de publicar el estudio “La Guerra por el Talento”, donde ha entrevistado a más de 50 directivos de Recursos Humanos y Comunicación de empresas líderes, que revela el importante papel que desempeña la prescripción de los empleados a través de las redes sociales. Conseguir que tu trabajador transmita públicamente su satisfacción por el lugar donde trabaja es el nuevo y ansiado reto del talent manager. Los interesados en formar parte de una compañía se fían más de las opiniones de sus trabajadores que de los canales corporativos. Los empleados tienen un peso fundamental en la reputación corporativa. “El 75 % de la gente que busca trabajo se preocupa por la marca empleadora antes incluso de aplicar a una compañía determinada. Es indiscutible la necesidad de que las empresas empiecen a trabajar seriamente en esta dirección”, destaca Panadero
Conseguir que los colaboradores vistan una camiseta que diga “I love my job” y que la difundan por las redes sociales no es una tarea fácil; exige cambios culturales. Por ejemplo, los millennials no se sienten atraídos por estructuras jerárquicas y tal y como apunta dicho documento la comunicación interna no es suficiente. Los jóvenes quieren pertenecer a compañías con un propósito emocionante, con una razón de calado para existir. “El talento quiere vivir los contenidos, protagonizarlos o producirlos, busca un proyecto que le permita desarrollarse y sentir que su propósito se cumple”, se detalla en el informe. Un propósito poderoso es la llave maestra. La consultora KPMG apunta en una reciente investigación que el 84% de los jóvenes no trabajaría en una empresa que no comparta sus valores. En la actualidad, según LLORENTE & CUENCA, solo un pequeño porcentaje del talento se siente realmente comprometido con su compañía.
Otra de las claves que se desprenden de este análisis es que para enganchar a las personas valiosas se requiere situar al empleado en el mismo lugar que al cliente. Las organizaciones deben aprovechar la transformación digital para establecer una conexión emocional con su talento. Jesús García López, director de comunicación corporativa de Iberdrola, confirma que la multinacional española está haciendo grandes esfuerzos por poner al empleado en el centro de la comunicación a la hora de atraer y fidelizar talento. “El trabajador es la figura más creíble para contar las historias de la compañía. Les ofrecemos formatos frescos e innovadores en los que ellos mismos son los protagonistas”, indica el dircom.
Esta "guerra" no solo tiene que fomentar la búsqueda de una propuesta de valor que enamore a los millenials, también tiene que seguir conectando con el resto de generaciones de la empresa como los baby boombers o la generación X. Una batalla muy vinculada a la Responsabilidad Social Empresarial (RSE). Tal y como relata Goyo Panadero, es sumamente difícil que una organización atraiga talento (y lo fidelice) si no está movida por el propósito y si éste no implica hacer un impacto positivo en el mundo.