Cambiar el capitalismo. Reformarlo, refundarlo, resetearlo… Hay un largo capítulo de buenos propósitos que se han incorporado en los últimos tiempos a la vieja tesis marxista de la lucha de clases y a las teorías revolucionarias del proletariado como agente principal de esa revolución pendiente. Vienen casi todos ellos de las posibilidades que nos ofrece la renovación cultural y conceptual de la empresa en el contexto de sus responsabilidades sociales para con su entorno, en el más amplio sentido. Y son consecuencia también de los graves efectos que la gran recesión económica (2008-2014) ha provocado en la sociedad: crecimiento de la desigualdad, empobrecimiento de las clases medias, devaluación sociolaboral, precarización, etc.