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Las mujeres jordanas, construyendo democracia en femenino

Durante las últimas semanas, miles de mujeres jordanas han estado pendientes de su Facebook. Querían ver y escuchar a las candidatas que el 22 de marzo se presentaban a las elecciones para las alcaldías y las diferentes gobernaciones del país, entender cómo es la ley electoral y en qué puede afectarles a sus vidas. En un país donde el pasado mes de febrero hubo un intenso debate público porque en la Constitución se cambió el título de un capítulo para incluir a las ‘jordanas’ (el término “al-urduniat”), la igualdad es una utopía hacia la que se camina sin descanso en un contexto preocupante por la lentitud de los avances.

Característico del sistema político jordano es una legislación electoral que obliga a una cuota de presencia femenina: 15 de los 130 escaños del Parlamento Nacional son reservados por ley a las mujeres, es decir, un escuálido 10% para la mitad de la población. Y si ese porcentaje es escaso, también lo es el acceso femenino posiciones de participación y poder político fuera de esa institución. De hecho, a una representación parlamentaria actual de sólo un 11,5% , apenas superando el mínimo legal, se añade que en puestos ministeriales ocupan únicamente el 9,4%. Es más, en esta última cita electoral para alcaldías y gobernaciones, de los 4.644  candidatos en todo el país, sólo 846 eran mujeres “y ni una sola se presentó encabezando una lista para alcaldesa o gobernadora”, destaca Christina Nayez  Shawaqfeh, coordinadora de Alianza por la Solidaridad-ActionAid en Jordania.

Los datos son nada más el reflejo de la poca concienciación de la sociedad tradicional jordana sobre el papel activo que tiene la mujer, su rol como agente social transformador y el escaso espacio para que esa capacidad (que de hecho ejerce en sus comunidades a nivel de cuidados y mantenimiento de la cohesión familiar) trascienda al ámbito social y público.

El patriarcado tradicional imperante implica, además, que si bien aumentó en esta última ocasión el número de candidatas que se presentaron respecto a anteriores ocasiones, aún se está muy lejos de la equidad. Problema añadido es una muy baja participación, que no supera el 30% del censo y que es aún mayor entre las mujeres pese a las elecciones son fundamentales para mejorar sus derechos y sus vidas. Estos días, los medios de comunicación jordanos apuntan que hubo un mayor interés por votar en áreas periféricas que en las ciudades grandes, precisamente donde los clanes, tradicionalmente, desde meses antes de citas electorales se reúnen para consensuar a quién votarán las familias.

Con este panorama, Alianza ActionAid inició hace unos meses un proyecto de empoderamiento político de las mujeres jordanas, financiado por la AECID del Gobierno de España. No hay certeza de cómo han influido las acciones de sensibilización llevada a cabo sobre la importancia de participar, pero casualmente se sabe que en Ajloun, uno de los municipios donde Alianza ActionAid las ha realizado junto al Al Hayat Center por Civil Society Development -RASAD, la participación general ha sido la más elevada del país.

Pero no es la tónica general. En el medio árabe The National News, Hiba, una trabajadora de Ramtha, en la frontera con Siria, reconocía en unas declaraciones que se fue de su ciudad durante la jornada electoral porque su padre la presionaba para que votara por un pariente, a lo que ella se negaba.

En realidad, es un reflejo de que, pese a mejoras en lo referente a su acceso a la educación, las mujeres siguen fuera de esferas fundamentales y el país sigue estando a la cola del Índice de la brecha de género: ocupa el puesto 131 de 153 y retrocede hasta el puesto 144 si nos centramos solamente en lo relacionado con el empoderamiento político femenino.

Si hablamos de brecha laboral, podríamos decir que es más bien una sima:  sólo un 15,6% de las mujeres trabajan, en comparación con 77% de los hombres, según el Informe Global sobre la Brecha de Género 2021, y es así porque el cuidado de los hijos y el hogar siguen siendo responsabilidades exclusivas de las mujeres, independientemente de su educación, su habilidad o su ambición. De hecho, es de los cuatro países del mundo con una brecha laboral de género más profunda.

Aún así, hay movilización femenina y va en alza, algo que precisamente se quiere promover gracia a actividades como las llevadas a cabo entre Alianza y RASED con este proyecto destinado a apoyar organizaciones de mujeres y a promover la igualad en el ámbito político en tres municipios: Mafraq, Irbid y Aljolun.

El primer paso de este proyecto, en Irbid, logró que se presentaran 90 candidatas en esa gobernación (equivalente a una provincia en España), si bien el objetivo final es capacitar a 800 posibles candidatas en las 12 gobernaciones existentes. “Con motivo de estas elecciones, reunimos a las candidatas para que contaran sus propuestas a sus votantes a través de las redes sociales y con vídeos, pero lo que más interés despertó fueron los evento sobre cómo funciona la ley electoral y cómo puede mejorarse la situación de las mujeres si participan. En definitiva, se trata de capacitarlas para que se presenten, que participen de la política y rompan con estereotipos que aquí están muy arraigados. Tenemos muchas mujeres en los ‘staff’ de las ONG  y eso es un paso pero las jordanas deben tener también el protagonismo político que les corresponde y dejar de votar lo que piden sus familias”, insiste Christina Nayez.

El proyecto, que ha sido apoyado desde el Gobierno jordano, y de hecho fue presentado a comienzos de marzo por Hussein Mehidat, secretario general del Ministerio de Administración Local, tiene una vigencia de 30 meses y comenzó el pasado mes de febrero.

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