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El paseo de la antorcha olímpica por medio mundo ha supuesto volver a traer a los medios de comunicación la situación de los derechos humanos y laborales en China.

Ningún gobierno se ha atrevido a boicotear el evento, y por parte de distintas organizaciones no gubernamentales se ha puesto en marcha la campaña "juego limpio".

La negativa de los gobiernos a trasladar protestas ante el gobierno de Beijin tiene mucho que ver con el gigantesco mercado chino y las necesidades de las multinacionales occidentales de entrar en él. Necesidades que en muchos casos pasan por mantener "excelentes" relaciones con las autoridades locales.

Ha llegado la hora de pedir a estas multinacionales que focalicen en sus memorias de responsabildiad social su actuación en territorio chino. En occidente tenemos que saber si además de importar productos baratos, se estan produciendo avances en la promoción de los derechos humanos y laborales de quienes los producen.

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