Hasta la fecha, nuestra ciencia ha sostenido que el apéndice es un órgano vestigial, es decir, un órgano cuya función original se ha perdido a lo largo del tiempo y que ha quedado como vestigio inútil de tiempos pasados.
La profesora de la Arizona College of Osteopathic Medicine Heather, F. Smith, ha estudiado la presencia o ausencia del apéndice en más de 500 mamíferos diferentes y ha descubierto que quienes lo tienen cuentan con mayores concentraciones de tejido linfoide en el ciego, la primera porción del intestino grueso.
A efectos prácticos, eso significa que el apéndice funciona a modo de refugio para las bacterias intestinales que fortalecen el sistema inmunológico ejerciendo de apoyo a las defensas.
Ahora vamos a contemplar a un grupo humano como un sistema:
Muchos pueblos indígenas americanos que vivían en íntima comunión con la naturaleza se dotaron del Consejo de Ancianos como modelo de gobernanza basada en la experiencia y sabiduría de estos miembros del grupo. Su misión era, en líneas generales, orientar, aconsejar y procurar la convivencia armónica de la comunidad, y en algunos casos tenían amplia capacidad de decisión, basada en el respeto, prestigio, poder y liderazgo que les otorgaba el pueblo.
En minifundios, donde vivían grupos pequeños, el Consejo de Ancianos tenía amplios poderes para marcar las estrategias de convivencia y sus correspondientes directrices.
En cambio, en los latifundios, y debido al gran número de personas que convivían en el territorio, la complejidad de las relaciones y de las decisiones a tomar fue acomodando paulatinamente al Consejo de Ancianos como una institución honorable y prestigiosa encargada de salvaguardar la ética, las costumbres y las tradiciones de la comunidad, otorgando a otras formas de organización social como el Comisariado de Bienes Comunales la responsabilidad de tomar decisiones políticas y estratégicas.
Y en la sociedad actual el Consejo de Ancianos, si existe, es poca cosa más que un reclamo turístico.
Por último, vamos a contemplar una organización como un sistema:
Existen organizaciones que reconocen y estimulan la labor de las personas sénior brillantes, quienes conocen los principios éticos, el capital intelectual, la historia vital de la organización y fundamentalmente custodian y transmiten todos esos tesoros a las generaciones posteriores. Y también existen organizaciones que las arrinconan, menosprecian o extirpan, como un demodé Consejo de Ancianos o un órgano vestigial del cuerpo humano.
¿Y qué relación existe entre lo comentado sobre anatomía, antropología cultural y management?
El apéndice se extirpa tranquilamente en sociedades ensoberbecidas, antropocéntricas y convencidas de que la ciencia coloca a las personas por encima de todo, permitiéndoles ignorar - incluso contradecir - a la naturaleza.
El Consejo de Ancianos pierde atribuciones hasta casi desaparecer a medida que las personas indígenas van incrustándose en una sociedad moderna egoísta, materialista, consumista y cortoplacista.
Las organizaciones han ido relegando o expulsando de sí a las personas sénior a medida que sus objetivos se volvían más materialistas y cortoplacistas.
… Y ahora se empieza a comprobar que las personas a quienes se extirpó el apéndice son hasta cuatro veces más propensas a sufrir problemas intestinales como la colitis.
Con colitis se puede vivir, pero peor. También se puede vivir sin Consejo de Ancianos en la comunidad y sin Séniores en la organización, pero peor.
De forma que, si observamos qué hace la naturaleza e intentamos aplicar esos descubrimientos a nuestra sociedad en general y a nuestras organizaciones en particular, es muy probable que no suframos tan a menudo episodios de colitis.
¿Quieres que tu organización tenga éxito, esté sana y no perjudique a sus partícipes para contribuir así a una sociedad mejor? Observa a la naturaleza y copia sus éxitos. No arriesgues tus posibilidades de desarrollo cometiendo errores que la naturaleza ya descubrió y enmendó después de miles de años de ensayo y error.
Edita Olaizola (@EditaOla)