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En un contexto medioambiental sumamente complejo, a pesar de los rápidos cambios de actitud y avances tecnológicos, tanto Europa como el resto del mundo continúan mostrando una preocupante lentitud en la transición hacia fuentes de energía más sostenibles. Ante este panorama, el Foro Económico Mundial ha difundido un artículo que explora diversas estrategias para impulsar de manera más eficiente la descarbonización y abordar los desafíos ambientales actuales.
3 estrategias clave para acelerar la transición energética en Europa

Los expertos del Foro Económico Mundial subrayan con claridad la importancia y la dificultad sin precedentes de tener éxito en la transición energética. Aunque la empresa no es sencilla, es imperativo avanzar antes de que sea demasiado tarde. Para lograr un progreso significativo hacia el desarrollo sostenible, es esencial adoptar un enfoque equilibrado que considere la asequibilidad, la seguridad del suministro energético y la descarbonización, asegurando así la aceptación pública y la rentabilidad.

Los recientes eventos, como la invasión rusa de Ucrania, la crisis energética y las crecientes tensiones geopolíticas, han destacado los desafíos y choques a corto plazo que debemos abordar. Estos desafíos, sin embargo, no deben distraernos de la necesidad a más largo plazo de la descarbonización.

La tarea que enfrentamos es monumental: sustituir un sistema energético de alta densidad y rentabilidad por otro de baja densidad y menor rentabilidad. El costo de esta transición energética y, por ende, de la descarbonización, es significativo. Para tener éxito a escala mundial, es crucial adoptar un enfoque común hacia un nuevo sistema energético.

El reciente artículo del Foro Económico Mundial enfatiza que el cambio climático está ocurriendo a un ritmo alarmante y la transición energética progresa demasiado lentamente. Ante esta realidad, se proponen tres estrategias fundamentales para acelerar la transición energética:

  1. Dejar que el mercado determine la tecnología: Reducir la huella de carbono de los sistemas energéticos actuales exige estar abiertos a diversas tecnologías. La descarbonización debe abordar la eliminación del carbón, la descarbonización de la producción de petróleo y la limpieza del gas natural mediante la captura de carbono y el almacenamiento seguro en alta mar. La transición no debe estar atada a una sola tecnología, empresa o país.
  2. Invertir en infraestructuras: La infraestructura energética europea debe adaptarse para respaldar el sistema energético del futuro. Esto incluye la necesidad de gasoductos para el CO² y el hidrógeno, así como la expansión de la red eléctrica para el éxito de las energías renovables. Estos son proyectos a gran escala que requieren la colaboración y financiamiento tanto de la industria como de sectores público y privado.
  3. Colaborar y generar confianza: La colaboración estrecha es esencial, pero más crucial aún es la acción conjunta. La claridad en las funciones y expectativas entre gobiernos, instituciones y la industria es vital para el éxito de los proyectos. Se necesita estabilidad y previsibilidad en las condiciones marco para las inversiones a largo plazo. La transición energética será difícil, pero será aún más desafiante si las regulaciones y los impuestos cambian constantemente.

A pesar de la magnitud de la tarea, existen razones para el optimismo. Se observan avances significativos en mentalidades, políticas, proyectos y tecnologías. Lograr una transición energética equilibrada no es una revolución, sino una transformación gradual. Al dejar que el mercado guíe la tecnología, invertir en infraestructuras y trabajar colectivamente, podemos asegurar que esta transición sea un éxito, generando energía limpia, nuevas industrias y empleos.

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