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En un nuevo informe sobre la tecnología en la educación presentado en Montevideo, Uruguay, la UNESCO urge al uso adecuado de esos avances en la formación académica de niños y adultos y sostiene que la tecnología debe servir como una herramienta para docentes y estudiantes, pero de ninguna manera sustituir la interacción humana.
Pensamiento crítico vs. inteligencia artificial generativa

Sin dudas, las nuevas tecnologías han revolucionado todo y la educación no ha sido la excepción. Con la llegada de la pandemia, las estrategias educativas dieron un giro de 360 grados que llegó para quedarse. Sin embargo, es importante tener ciertos recaudos a la hora de implementar estas tecnologías en el día a día de las escuelas. En un nuevo informe sobre la tecnología en la educación presentado en Montevideo, Uruguay, la UNESCO urge al uso adecuado de esos avances en la formación académica de niños y adultos.

El pensamiento crítico es una habilidad mental esencial que involucra el análisis objetivo y reflexivo de la información, la evaluación de argumentos y evidencias, y la capacidad de formar juicios y tomar decisiones informadas. Se trata de un proceso cognitivo complejo que implica la aplicación de lógica, razonamiento, análisis y creatividad para resolver problemas y comprender el mundo que nos rodea. Algunas características clave del pensamiento crítico incluyen la capacidad de identificar sesgos, cuestionar suposiciones, reconocer falacias y seguir un enfoque metódico para llegar a conclusiones sólidas y basadas en pruebas. Es imprescindible que en la educación no se pierda el objetivo de fomentar el pensamiento crítico en las y los estudiantes.

En un escenario como el actual atravesado por las grandes transformaciones en materia de nuevas tecnologías, la UNESCO advierte que los países deben establecer normas para la forma en que se diseña y utiliza la tecnología en la educación de manera que nunca reemplace la instrucción presencial dirigida por maestros. Asimismo, los expertos del organismo destacan la falta de una gobernanza y regulación adecuadas de la tecnología en la esfera educativa y advierten sobre los perjuicios que puede tener en los procesos de aprendizaje.

El estudio plantea a los responsables de elaborar políticas educativas cuatro preguntas básicas que insta a responder cuando se eche mano de la tecnología en la educación. El primero de esos cuestionamientos se refiere a qué tan apropiada es la tecnología puesto que, si bien puede mejorar algunos tipos de aprendizaje en ciertos contextos, sus beneficios desaparecen cuando se usa en exceso o en ausencia de un maestro calificado. 

Para reforzar este argumento, la UNESCO explica que distribuir computadoras a los estudiantes no mejora el aprendizaje si los docentes no están involucrados en la experiencia pedagógica. También lamenta que aunque los teléfonos inteligentes han demostrado ser una distracción para el aprendizaje, menos de una cuarta parte de los países prohíben su uso en las escuelas.

Sobre esta pregunta, la UNESCO también indicó que la desigualdad de aprendizaje se amplía cuando la instrucción es únicamente remota y el contenido en línea no siempre es adecuado para el contexto, toda vez que cerca del 90% de los materiales de educación superior en línea se diseñaron en Europa o Norteamérica y gran parte de la biblioteca global está en inglés.

La brecha digital es una problemática aún irresuelta en el mundo entero. Por tanto, la segunda cuestión es si la tecnología en la educación es equitativa en vista de que durante la pandemia de COVID-19, el cambio acelerado al aprendizaje en línea dejó fuera al menos a 500 millones de estudiantes en el mundo, afectando sobre todo a los más pobres o a los de las zonas rurales. 

En este punto, el informe hace hincapié en que, si bien cada vez es más necesaria la conectividad y el acceso a internet, una de cada cuatro escuelas primarias carece de electricidad, por lo que exhorta a la comunidad internacional a movilizar recursos para conectar a la red a todas las escuelas del mundo para 2030.

La tercera pregunta que propone el informe es si los beneficios de la tecnología en la educación se pueden extender a todos los estudiantes en todos los contextos puesto que, por el momento, casi todos los reportes sobre su utilidad citan evidencia proveniente de Estados Unidos y han sido elaborados por las propias empresas de tecnología. Además, la UNESCO detalla que muchos países ignoran los costos a largo plazo de las compras de tecnología y que ese mercado se expande mientras que las necesidades de educación básica siguen sin cubrirse. Según la agencia de la ONU, la conectividad a internet en escuelas y hogares costaría más de mil millones de dólares por día.

Finalmente, en cuarto lugar, el informe pregunta si la tecnología en la educación es sostenible y suena la alarma con respecto al crecimiento de la inteligencia artificial generativa, aseverando que esto hace imperativa la alfabetización digital y el pensamiento crítico para hacerle frente. El estudio precisa que sólo once de 51 gobiernos encuestados tienen planes de estudio para la inteligencia artificial.La inteligencia artificial generativa es una rama de la inteligencia artificial que se centra en la creación de modelos y algoritmos capaces de generar contenido nuevo, como texto, imágenes, música y más. Estos modelos son entrenados para aprender patrones y características de un conjunto de datos determinado y, posteriormente, pueden producir contenido similar y original a partir de esos patrones. Ejemplos populares de inteligencia artificial generativa incluyen los modelos de lenguaje como GPT-3 (que es la base de este asistente) y las redes generativas adversarias (GAN) utilizadas para generar imágenes realistas.

Por otra parte, la UNESCO enfatiza que los docentes también necesitan una formación adecuada y que actualmente sólo la mitad de los países cuentan con estándares para desarrollar sus habilidades en tecnologías de la información, con pocos programas de formación de profesores en materia de ciberseguridad a pesar de que el 5% de los ataques para robar datos tienen como objetivo la educación. Para concluir,  el informe aboga por los derechos de los usuarios puesto que hoy en día los países que garantizan por ley la privacidad de los datos en la educación apenas llegan a un 16%, en tanto que 39 de los 42 gobiernos que brindaron educación en línea durante la pandemia fomentaron usos que pusieron en riesgo o infringieron los derechos de los niños y niñas.

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