En un mundo donde el acceso a la comida debería ser un derecho básico garantizado, la triste realidad es que millones de personas luchan diariamente por obtener una alimentación adecuada. Detrás de esta crisis alimentaria mundial, se encuentran dos fuerzas poderosas y entrelazadas: los conflictos armados y la crisis climática.
Los conflictos armados, con su brutalidad inherente, provocan el desplazamiento de comunidades enteras, la destrucción de infraestructuras agrícolas y la erosión de los medios de subsistencia de las personas. En las zonas afectadas por conflictos, obtener alimentos se convierte en una tarea desesperada y peligrosa. Los campos de cultivo son abandonados, los mercados se interrumpen y la ayuda humanitaria suele ser bloqueada o limitada por la violencia y la inestabilidad.
Por otro lado, la crisis climática agrava aún más esta situación. El cambio climático está perturbando los patrones de lluvia, intensificando la frecuencia e impacto de fenómenos meteorológicos extremos y volviendo cada vez más impredecibles las condiciones agrícolas. Las sequías prolongadas, las inundaciones repentinas y los ciclones destructivos devastan cosechas, agotan recursos naturales y obligan a desplazar a comunidades enteras, exacerbando la inseguridad alimentaria.
El Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, ha subrayado repetidamente la urgencia de abordar estas causas fundamentales de la crisis alimentaria global. Insta a los países a respetar el derecho internacional humanitario en los conflictos armados, destacando que la guerra no solo cobra vidas, sino que también destruye medios de subsistencia y acceso a los alimentos. Además, Guterres hace un llamado a una acción decidida sobre el cambio climático y el desarrollo sostenible, haciendo hincapié en la importancia de invertir en sistemas alimentarios resilientes y equitativos.
El mandatario ha expresado la necesidad imperiosa de romper el "vínculo mortal" entre los conflictos, el clima y la inseguridad alimentaria, señalando que el caos climático y las crisis alimentarias representan graves amenazas para la paz y la seguridad mundiales.
Guterres también ha manifestado su consternación por la intersección devastadora entre el hambre y los conflictos, como lo evidencia el caso de Gaza, donde la escasez de alimentos es una realidad cotidiana para la mayoría de la población. Además, destaca que los desastres climáticos intensifican el sufrimiento en muchas partes del mundo, especialmente en aquellos países que ya enfrentan conflictos y crisis humanitarias.
En un escenario donde la crisis climática se agrava con el tiempo debido al aumento de las emisiones y el hambre persiste año tras año, el Secretario General hace un llamado urgente a la acción. Insta a todas las partes beligerantes a respetar el derecho internacional humanitario y solicita una financiación completa de las operaciones humanitarias para evitar que los desastres y los conflictos alimenten el hambre.
En conclusión, Guterres enfatiza la necesidad de crear condiciones para resolver los conflictos y preservar la paz tanto dentro de los países como entre ellos. Propone impulsar el progreso hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible, incluido el objetivo de hambre cero, mediante una inversión masiva en sistemas alimentarios saludables, equitativos y sostenibles que sean capaces de alimentar al planeta sin agotarlo.
