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El presidente de MAPFRE afirma que todas las brechas de género son inaceptables, pero la de las pensiones es especialmente lesiva para las mujeres, porque su longevidad y sus necesidades de atención a la salud son aún mayores. Se trata de una desigualdad que se va corrigiendo, pero, por justicia individual, este proceso ha de acelerarse y, por necesidad colectiva derivada de su impacto en la economía, necesitamos que así sea”.

Así se ha pronunciado Antonio Huertas durante la presentación del estudio de ClosinGap “Coste de oportunidad de la brecha de género en las pensiones”, que eleva el impacto económico de la brecha de género en las pensiones a más de 26.000 millones de euros. Las mujeres reciben casi 24.500 millones de euros menos en pensiones que los hombres, a pesar de que el porcentaje de pensionistas es similar. Las principales razones son las lagunas de cotización por maternidad y desempleo de larga duración.

La cifra corresponde al Valor Añadido Bruto (VAB) derivado de una reducción de la capacidad de consumo de las mujeres pensionistas, que perciben menores pensiones que los hombres. Este hecho implica una menor recaudación fiscal por parte de la Agencia Tributaria, traducida en 2.422 millones de euros en IRPF (2,2% del total ingresado) y 2.884 millones en IVA (2,2% de lo ingresado) que dejaron de recaudarse en 2018 por la inexistencia de esta potencial actividad económica. El informe también calcula lo que supone, en términos de empleo, esta menor actividad económica: dejaron de crearse 414.600 puestos de trabajo, equivalentes al 2,1% del total de los ocupados en España ese año.

La trayectoria laboral de las mujeres es uno de los principales determinantes de la menor cuantía de pensión percibida. Dicha trayectoria desemboca, por un lado, en lagunas de cotización por maternidad y cuidados de los hijos; y, por otro, en lagunas de cotización por desempleo de larga duración. Combinadas o por separado dan lugar, en último término, a pensiones por jubilación de menor cuantía que las percibidas por los hombres.

En el caso de las lagunas derivadas de la interrupción de la carrera laboral por maternidad, el impacto sobre la pensión pública por jubilación es mayor cuanto más alto sea el nivel educativo completado por la mujer trabajadora y cuanto más se dilate el periodo de interrupción. De este modo, la pensión contributiva recibida por una mujer con nivel educativo bajo (ha completado la ESO) que decida coger una excedencia para el cuidado de un hijo durante 3 años, así como un periodo de interrupción laboral para crianza de 9 años (que coincide con el momento en el que su hijo cumpla 12 años), será un 10% menor a la que hubiera recibido si no hubiese interrumpido su carrera. Con dos hijos (y, por lo tanto, un mayor periodo de interrupción), la pensión por jubilación sería un 11,9% menor. En el caso de mujeres con nivel de cualificación alto, la pensión se vería reducida en un 14,8% y 18,4%, respectivamente.

Por otro lado, la mayor prevalencia del desempleo de larga duración entre las mujeres es la causante de las lagunas de cotización en este ámbito. Así, según el informe, en 2018 el 11,3% de las mujeres de entre 35 y 44 años habría generado lagunas de cotización por desempleo con motivo de la crisis económica, pero solo un 1,7% podría completarlas voluntariamente para su jubilación a partir de 2019. En el caso de los hombres, se encontraban en dicha situación el 8,6% del total.

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