Integrar valores de diversidad, equidad e inclusión (DEI) no debería considerarse un comportamiento opcional para las empresas.Ser una compañía responsable exige aplicar necesariamente una filosofía corporativa en la que las particularidades de las personas -edad, sexo, origen, orientación sexual o discapacidad- no sean consideradas un freno, sino un activo que valorar. Esto implica crear una cultura en la que los empleados y empleadas sean juzgados única y exclusivamente por sus competencias y valor profesional.