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La aversión a “lo viejo” y el culto a la juventud en las empresas y la sociedad, provocan que en demasiadas ocasiones, se desperdicien potencialidades por la incapacidad de gestionar la riqueza de la diversidad en todos los órdenes, como la diversidad que representa la edad y su potencial para la convivencia inter-generacional

Gestionar esa diversidad reclama  innovación en las relaciones laborales e imaginación en la gestión de las personas, y necesita estimular y remover el entusiasmo, e incluso el orgullo profesional, para  transferir el conocimiento acumulado por la experiencia de quienes llevan largos años de trabajo en la espalda y, con ello, también grandes dosis de escepticismo e incluso de decepciones.

El conservadurismo tan extendido impide explorar nuevas estrategias de gestión empresarial y nuevas propuestas sindicales para la negociación colectiva para afrontar las particularidades de los trabajadores y trabajadoras de más edad y desarrollar su potencialidad profesional, creando, como recomienda la Agencia Europea de Seguridad y Salud en el Trabajo (UEA-OSHA), un entorno laboral y condiciones de trabajo más adecuadas en jornada, horario o esfuerzo, especialmente en aquellos trabajos más duros y penosos. E incorporar en el contenido de los convenios colectivos los temas específicos para esos colectivos relacionados con la salud, competencias, formación, transmisión del conocimiento, organización y transito a la jubilación etc

En este campo aún existen muy pocas experiencias, pero ya empiezan a abrirse camino de forma tímida, tanto en plataformas sindicales para la negociación colectiva, como en la conciencia de algunos gestores empresariales respondiendo a sus compromisos de Responsabilidad Social Empresarial. Algunas de estas experiencias merecen que se den a conocer con más amplitud para poder ser estudiadas y adecuadamente valoradas, y con ello contribuir a corregir ese déficit que representa la ausencia de estudio y valoración de todo aquello que no nazca de las leyes, de la acción de las administraciones públicas y la resolución de las magistraturas, lo que expresa un preocupante y escaso interés hacia los frutos de la negociación colectiva en las empresas y en los sectores, que son más ricos que la escasa atención que le prestan los medios de comunicación.

Como “botón de muestra”, dos ejemplos positivos que apuntan en esa dirección: el “Plan Cuidamos la Experiencia”, un proyecto piloto de Gas Natural Fenosa, que compromete la contratación de jóvenes en los mismos puestos que hoy están ocupados por trabajadores mayores de 55 años. Estos jóvenes se incorporan a un plan de formación personalizado en el que los  trabajadores mayores realizan la función de  tutores, y donde a su vez, se adaptan sus condiciones de trabajo, horario, jornada y carga de trabajo para prevenir potenciales problemas físicos y de salud. En resumen, adaptar el puesto y las condiciones de trabajo a los años de esfuerzo y la edad, y potenciar una nueva función,  como es la de transferir el conocimiento y el saber de su oficio.

Otro ejemplo, frecuente en Centroeuropa pero novedoso en nuestro país, es la reducción de jornada específica para los trabajadores de más de 55 años. Así lo han pactado los sindicatos en distintos Acuerdos de Condiciones de Trabajo en las Plataformas Logísticas del Grupo Inditex. Con diferentes baremos, que en unos casos suponen 16 horas anuales menos de trabajo para los mayores de 55 años, incrementando la reducción progresivamente cada año hasta alcanzar a los 65 años, con una jornada laboral de 96 horas menos de trabajo. Para otros centros de trabajo, del mismo grupo empresarial, por sus particulares características, el acuerdo es de una reducción de 64 horas a los 55 años, con reducción progresiva cada año hasta llegar a los 65 años, con una jornada laboral de 240 horas menos de trabajo.

Dos ejemplos, junto con decenas de otras experiencias innovadoras que se viven en algunos  empresas que nos invita a revisar anticuados prejuicios que tantas veces impiden descubrir y valorar la diversidad en el mundo del trabajo. Recordando, en este caso, como afirma en el estudio “El envejecimiento de oro” Johannes Koettl del Departamento de Protección Laboral y Prácticas Laborales Globales del Banco Mundial: “Los jóvenes corren más rápido, pero las personas mayores conocen los atajos”. Destrezas y habilidades que por justicia, economía y por responsabilidad  empresarial deberíamos estar obligados a aprovechar. 

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