El tipo de entorno en el que viven niños, niñas y adolescentes (NNA) es fundamental para su desarrollo y bienestar. Las zonas altas, medias o escasamente pobladas son tipos de entornos muy diferentes que ofrecen recursos y oportunidades distintos a la infancia. Así, es válido afirmar que la pobreza no es igual en todos lados. La pobreza urbana y la rural tienen características diferentes que inciden en la vida de las personas de manera diversa también. Entornos distintos presentan riesgos y oportunidades muy diferentes. Factores como por ejemplo el tamaño del municipio, la densidad poblacional, la distancia de otros hábitats aledaños y la actividad económica configuran entornos con fortalezas y dificultades muy distintas.
El Alto Comisionado contra la Pobreza Infantil ha publicado, recientemente, el informe “Geografía de la pobreza infantil en España”, un análisis sobre la dimensión geográfica de esta problemática en nuestro país que pone de manifiesto, entre otras cosas, la dificultad en el acceso a la vivienda.
La investigación afirma que, la mitad de los NNA que están en riesgo de pobreza, es decir, más de un millón de los 2,3 en esta situación, se concentra en zonas muy pobladas, mientras que la tasa de pobreza infantil es levemente superior en zonas escasamente pobladas (29,6%) comparadas con las altamente pobladas (27,6%), a pesar del proceso de reurbanización que ha reducido la distancia entre ambas tasas en 13 puntos desde 2013. El estudio explica que la intensidad de la pobreza se distribuye de una manera distinta: va en aumento con el grado de urbanización. En este sentido, tras la investigación, el Alto Comisionado contra la Pobreza Infantil advierte que, tanto la pobreza infantil alta como severa son levemente superiores en las zonas más pobladas de España.
Se trata de una problemática sumamente grave ya que, tanto las condiciones económicas del hogar como los barrios en los que viven los niños, niñas y adolescentes son los principales predictores de sus oportunidades a lo largo de la vida. Si bien la pobreza afecta a hogares e individuos, esta se produce en contextos que determinan el tamaño y la naturaleza del riesgo de cada familia. Así, el informe sostiene que el entorno en el que un hogar resida puede ofrecer recursos y oportunidades muy distintas que pueden agravar, compensar o incluso erradicar las situaciones de pobreza y sus consecuencias; un entorno positivo puede proteger a la infancia contra los efectos perjudiciales de la pobreza del hogar, por el contrario, entornos con mayores índices de pobreza pueden amplificarlos; de hecho, se asocian con peores resultados educativos y de salud.
Un aspecto importante que se desprende del informe es que, las tasas de pobreza infantil de las Grandes Áreas Urbanas ocultan la magnitud de la desigualdad. Madrid, por ejemplo, tiene distritos con la mitad de la población con ingresos superiores al 200% de la mediana, junto a otros no muy lejanos con tasas de pobreza infantil muy elevadas. Barcelona tiene situaciones similares. El estudio analiza que, por un lado, las grandes ciudades ofrecen más oportunidades laborales, además de mejor remuneradas. Por el otro, en estos hábitats se concentra la población en situación de pobreza y tienen altos niveles de segregación residencial, como consecuencia de un alto coste de vida y de la vivienda.
Por su parte, según los expertos, los entornos rurales se enfrentan a dificultades de otro tipo: falta de oportunidades laborales, desequilibrio demográfico, escasa oferta educativa y acceso a servicios básicos (como destaca la Estrategia Europea de Derechos de la Infancia) y falta de infraestructuras adecuadas. Por otro lado, ofrecen un coste de vida más bajo, especialmente en lo referido a la vivienda. Así, los retos que la pobreza infantil presenta en el continuo urbano - rural son diferentes y, por tanto, requieren de estrategias específicas.
Según el Atlas Estadístico de las Áreas Urbanas en España del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, citado en el informe, en España existen un total de 86 grandes áreas urbanas (GAU), que pese a agrupar solo el 9% de los municipios aglutinan a cerca del 70% de la población. Además, en las últimas dos décadas las GAU han concentrado más del 80% de incremento de la población del conjunto nacional. Las GAU agrupan a la mayoría de NNA en situación de riesgo de pobreza.
Pero el nivel de bienestar no sólo depende de los ingresos: territorios con rentas altas suelen tener costes de vida también altos por lo que, a un mismo nivel de ingresos, los bienes y servicios a los que se puede acceder son muy distintos dependiendo del entorno. Así, la investigación muestra que una diferencia clave entre las zonas poco y medio o muy pobladas es el acceso a la vivienda. Por consiguiente, se afirma que el acceso a la vivienda es un elemento diferenciador cuando se trata de analizar la pobreza. Casi dos de cada tres NNA en hogares con sobrecoste de vivienda vive en entornos urbanos.
Además, el porcentaje de NNA en hogares con sobrecoste de vivienda es más del doble en las zonas muy pobladas (13,4%) que en las poco pobladas (6,4%). Los hogares con menos renta de entornos urbanos dedican, de media, un 54% más de dinero a la vivienda que los hogares con los mismos recursos en entornos rurales. Las diferencias en el régimen de tenencia son una de las claves. Mientras que en las zonas muy pobladas un 42,5% de los NNA en situación de riesgo de pobreza vive de alquiler, en las zonas poco pobladas este porcentaje se reduce sustancialmente, hasta el 27,4%.
El estudio concluye que el entorno en el cual viven los NNA es determinante para su desarrollo y bienestar y por esto resulta urgente poder transformar esta injusta realidad que golpea a nuestro país. El hecho de vivir en un entorno rural o urbano configura una serie de características en los entornos empobrecidos que es necesario tener en cuenta si se quiere contrarrestar los efectos negativos que la pobreza causa en las condiciones de vida de la infancia. La investigación pretender aportar claves para pensar políticas públicas que apunten a reducir las brechas de la desigualdad, para esto, las estrategias deben ser pensadas en función de estas diferentes variables que se intersectan.