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Un equipo de expertos del FMI-Banco Mundial ha elaborado una serie de recomendaciones generales que pueden servir para orientar las respuestas regulatorias y de supervisión nacionales ante la pandemia de la COVID-19. El papel del sector bancario es fundamental para mitigar el shock macroeconómico y financiero sin precedentes causado por la pandemia a nivel global, y por esta razón, las medidas que tomen serán decisivas para la recuperación económica.

Recuperarse de la crisis económica que ha generado la pandemia de Coronavirus es una de las prioridades de la mayoría de los Estados. Para mantener la prestación de servicios financieros esenciales, sobre todo para los hogares y empresas que estén más afectadas por la crisis, serán necesarias acciones regulatorias y de supervisión oportunas, dirigidas y bien diseñadas.

Al mismo tiempo, no se debe perder de vista la importancia de mitigar los riesgos financieros, mantener la transparencia de los balances bancarios y preservar la credibilidad de las autoridades financieras a largo plazo. En este contexto, las autoridades deben emplear la flexibilidad incluida en su marco regulatorio, de supervisión y contabilidad, fomentando una reestructuración razonable de préstamos dentro de los estándares mínimos de carácter prudencial.

Para esto, los organismos internacionales de emisión de estándares financieros han emitido pautas para ayudar a las autoridades nacionales en sus esfuerzos por proporcionar medidas de políticas de regulación y supervisión financiera que sean efectivas, sólidas y estén bien coordinadas. Asimismo, se ha elaborado una serie de recomendaciones generales que pueden servir para orientar las respuestas regulatorias y de supervisión nacionales ante la pandemia de la COVID-19.  

Para contribuir a la política pública y al desarrollo de sus propias respuestas, los reguladores y supervisores bancarios pueden basarse en las siguientes recomendaciones de alto nivel realizadas por expertos en la materia:

1. Utilizar la flexibilidad del marco regulatorio y de supervisión al tiempo que se mantienen los estándares mínimos prudenciales y se mantiene la consistencia con los estándares internacionales: Las autoridades deberían hacer hincapié en que los bancos recurran a sus colchones de capital disponibles para absorber las primeras pérdidas que surjan por la pandemia y seguir proporcionando los servicios financieros clave para la economía real. Los supervisores también deben asegurar que los bancos limitan temporalmente la distribución de capital hasta que el impacto de la crisis sea claro (p. ej. pago de dividendos, recompra de acciones, pagos extraordinarios de bonos) y que los colchones se reconstituyan a lo largo de un periodo adecuado.De manera más general, los países que hayan realizado avances en los últimos años para alinear sus marcos regulatorios y prudenciales con los estándares y mejores prácticas internacionales deberán permanecer vigilantes para asegurar que estos logros se conservan.

2.Facilitar, a través de una orientación prudencial oportuna, intervenciones de apoyo debidamente diseñadas, tanto públicas como privadas, dirigidas a los prestatarios y sectores afectadosLas diversas jurisdicciones han introducido una amplia gama de medidas para apoyar a las empresas e individuos afectados por la pandemia, tales como proporcionar préstamos financiados por el gobierno, esquemas de garantías públicas y moratoria temporal de pagos. De forma simultánea, los bancos están trabajando con los prestatarios afectados para reestructurar los préstamos de empresas e individuos gravemente impactados por la crisis. Los supervisores deberán incentivar a los bancos a que reestructuren de manera prudente los préstamos y mantengan el flujo de crédito a la economía.

3.Asegurar que las respuestas de política regulatoria minimizan el riesgo moral, preservando las buenas prácticas de gestión del riesgo crediticio y facilitando la creación de nuevo crédito: Por lo tanto, es fundamental que las respuestas de políticas: tengan una duración limitada; contengan una cláusula de extinción y una estrategia de salida clara; estén orientadas hacia asegurar en la mayor medida posible que sólo las empresas viables se benefician; y consideren el riesgo moral potencial tanto en su diseño como en el seguimiento de su implementación.

4.Proporcionar orientación sobre la clasificación de activos y la creación de provisiones conforme a las pautas de los SSB, así como abstenerse de relajar la definición regulatoria de exposiciones dudosas: El nivel de incertidumbre sin precedentes que rodea el impacto económico de la COVID-19 contiene desafíos significativos para estimar las pérdidas crediticias de manera fidedigna. Los bancos deberán estimar el impacto en los prestatarios en el corto y mediano plazo (considerando también el impacto de los mecanismos de apoyo fiscal sobre las pérdidas, provisiones y capital). Los bancos deberán reevaluar de manera regular el estado de las exposiciones crediticias y el nivel de aprovisionamiento en función de la evolución de la situación. El relajamiento en la definición de préstamo dudoso, aunque sea temporal, deberá evitarse.  

5.Preservar la transparencia y proporcionar, en caso de ser necesario, orientación adicional sobre la revelación de riesgos: La experiencia de crisis anteriores muestra que la transparencia es una condición previa para conservar la confianza en el sistema y para que la disciplina del mercado funcione de manera eficaz y se limite el riesgo moral. Por lo tanto, es fundamental mantener la transparencia contable acerca de: el nivel de materialidad de la reestructuración del préstamo; el desempeño de la cartera crediticia; cualquier ajuste realizado a los criterios para evaluar la solvencia de los prestatarios; y el impacto de todos los ajustes mencionados. Cuando resulte necesario, los supervisores deberán proporcionar orientación adicional para asegurarse de que las medidas implementadas para hacer frente a la crisis, así como su impacto, son debidamente divulgadas. 

6.Suspender la automaticidad de los mecanismos de acción correctiva de supervisión para enfrentar las circunstancias extraordinarias de la pandemia actual:En algunos países, una disminución en la ratio de capital hacia o por debajo de los requisitos mínimos puede detonar de manera automática la activación de acciones correctivas por parte del supervisor. Las autoridades podrían suspender de manera temporal (en la medida que esté legalmente permitido) la activación automática de estos detonantes cuando los bancos son fundamentalmente sólidos y se espera que la disminución en la ratio de capital regulatorio sea temporal.

7.Revisar las prioridades de supervisión y mantener un diálogo cercano con la industria: Los supervisores deberán reorganizar su trabajo considerando los riesgos y las áreas que han sufrido un mayor impacto por la pandemia, incluyendo el perfil de liquidez de los bancos, las exposiciones crediticias a sectores vulnerables y la resiliencia operacional. Los supervisores deberán solicitar a los bancos que revisen y aumenten la eficacia de sus planes de continuidad de la actividad. Asimismo, los supervisores deberán considerar posponer actividades que requieren muchos recursos (p. ej. pruebas de estrés rutinarias/inspecciones de amplio alcance que pueden resultar menos relevantes en el contexto actual y que pueden desviar la atención de la alta dirección del banco de otros asuntos más urgentes). Los reguladores también deberán considerar ajustar los periodos de introducción gradual de los nuevos estándares globales prudenciales de manera coordinada y coherente.

8.Coordinar de manera activa con otros supervisores, tanto nacionales como internacionales, y otras autoridades relevantes: A nivel local, resulta esencial que la respuesta regulatoria de las distintas autoridades financieras se encuentre coordinada y sea comunicada en el marco de los acuerdos institucionales existentes para garantizar la estabilidad financiera. Adicionalmente, los mercados financieros son globales y los países se enfrentan a desafíos similares en el manejo de la crisis. El trabajo conjunto de manera coordinada será de utilidad para diseñar la respuesta de políticas en todos los niveles, conservar la habilidad del sistema financiero de financiar a la economía global y minimizar los riesgos de fragmentación y contagio entre países.

9.Asegurar el buen funcionamiento de las infraestructuras de mercado esenciales (p.ej. compensación de valores, sistemas de liquidación y pagos): Los bancos centrales y las autoridades de supervisión deberán dar seguimiento de manera cercana la resiliencia del sistema financiero, particularmente nódulos que sean críticos para la estabilidad financiera. La debilidad en estos nódulos y su interacción podrían intensificar las condiciones financieras e impactar la prestación de servicios financieros, la ejecución y transmisión de la política monetaria y potencialmente la estabilidad del sistema financiero. Los bancos centrales y las autoridades supervisoras también deberán dar seguimiento al funcionamiento de los sistemas de pagos minoristas para mantener la confianza en el sistema considerando el impacto de un fallo en todo el sistema.

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