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Con el patrocinio y bajo el auspicio del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, el Foro Ecuménico y Social ha organizado y dirigido un encuentro que ha contado con la participación de treinta personas de diferentes nacionalidades y provenientes de distintos ámbitos (Administraciones públicas, multinacionales y Pymes, universidades, fundaciones, asociaciones y entidades convocantes), que han debatido con intensidad sobre la IV Revolución Industrial y las responsabilidades que se derivan de su implantación y desarrollo en esta nueva Era, sometiendo a su compromiso personal y a la consideración pública una serie de conclusiones.

Bajo el título “Las nuevas responsabilidades del empresario ante la IV revolución industrial”, el texto ha sido elaborado por expertos de diversas nacionales, entre ellos Juan José Almagro y Stefano Zamagni (en la imagen). El documento de partida es el “Oeconomicae et pecuniariae quaestiones” (ver contenido completo al final). Está agrupado en siete conclusiones:

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Primera.- Nos enfrentamos en este tiempo a uno de los cambios mas grandes de la historia de la Humanidad: la globalización en un mundo digital. Vivimos un periodo extraordinario de la Historia, un cambio de época y un proceso repleto de interrogantes y de incertidumbres, enfrentados a convulsiones azarosas frente a las que los humanos nos encontramos desprotegidos y a la intemperie. Convivimos con problemas que debemos aprender a solucionar y atesoramos una creciente desconfianza en las instituciones, los gobiernos, las empresas y los medios de comunicación.

Segunda.- La llamada IV Revolución Industrial, que nace con el siglo XXI y hunde sus raíces en los últimos decenios del pasado, esta imponiendo “tecnologías convergentes” que nos deben hacer olvidar las viejas ideas de la organización “taylorista” del trabajo y conducirnos -lejos de las actuales jerarquías- a la implantación de nuevos modelos de correlación que nos ayuden a encontrar liderazgos compartidos y solidarios frente a los excluyentes liderazgos solitarios, ya obsoletos.

Tercera.- La IV Revolución Industrial esta aportando nuevas tecnologías que pueden ayudarnos en el proceso productivo y que, por ahora, no conocen limites y se implantan con celeridad sin tener en cuenta la eventual perdida de puestos de trabajo. Olvidamos que, antes que un derecho, el trabajo es una necesidad de las personas que debe tener sentido porque el trabajo deja de ser humano cuando no existe autorrealización.

Cuarta.- Hasta hace poco tiempo el capitalismo y la democracia se consideraban dos caras de una misma moneda. Hoy no es así, y no lo será tampoco en el futuro. La IV Revolución Industrial, que nace con el libre mercado, debe tener como base a la Ética y ser capaz de integrar en su seno a la democracia como un valor permanente, y no como un medio, favoreciendo que las organizaciones sean sociales y no solo sociables, y contribuyendo a que los humanos, aun estando “conectados” a las redes, aprendan a relacionarse, conocerse, informarse y, sobre todo, a dialogar. La democracia no puede ceder terreno al populismo ni entregarse, por la proliferación de “fake news”, a un peligro cada vez mas permanente: la desintegración del argumento y del debate racional.

Quinta.- Frente a la Ética Pública, el gran desafío de la IV Revolución Industrial debería aportar la confianza suficiente para que los mercados puedan funcionar, pero la confianza es un bien relacional que las maquinas no pueden crear y, precisamente por eso, frente al transhumanismo, deberíamos profundizar en el Neohumanismo que nos demandan la nueva doctrina social de la Iglesia y, como un horizonte común, los Objetivos del Desarrollo Sostenible

Sexta.- El gran desafío también nos lleva de la bioética a la tecnoética pasando por la Inteligencia Artificial, y deberíamos ser conscientes de que actualmente hay estructuras que producen el mal aunque las personas que trabajan en esas estructuras no tengan culpa. Pero no debemos caer en el moralismo. Hay que trabajar para cambiar las estructuras y ser conscientes de que cada uno de nosotros puede hacer mucho, especialmente si no se queda solo y abriga la cooperación solidaria. La lectura de las consideraciones “Oeconomicae et pecuniariae quaestiones” pueden servirnos de base para luchar contra la desigualdad y promover el comportamiento ético dentro del actual sistema económico y financiero, y profundizar en el mensaje de que, como ha dicho el Papa Francisco, hay que acabar con la doble moralidad.

Séptima.- La solución a estos desafíos está en la sabiduría y en las Universidades, en el saber y en el conocimiento. Es decir, en la Educación, que debería ser uno de los principales objetivos estratégicos en un mundo digital. Solo desde la cultura y el conocimiento los humanos nos hacemos mas sabios, mas libres, mas justos y mejores ciudadanos. Liderar la IV Revolución Industrial es también aprender que las empresas e instituciones y, como ha escrito Francisco, “las universidades, por su naturaleza, están llamadas a ser laboratorios de dialogo y de encuentro al servicio de la Verdad, de la Justicia y de la defensa de la dignidad humana a todos los niveles”.

Oeconomicae Et Pecuniariae Quaestiones 

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