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Aunque puede afectar seriamente a las compañías, ya que tiene muchos de los ingredientes necesarios para crear una situación que amenaza con romper los vínculos, ya de por sí frágiles, entre personas y organizaciones, estas apenas lo contemplan e ignoran las consecuencias que puede tener para su actividad.

Pero ¿qué es la polarización social? Nada menos que el proceso de segregación dentro de una sociedad que puede surgir a a partir de la desigualdad de ingresos o la reestructuración económica, por ejemplo, y producir una diferenciación entre diversos grupos sociales, desde los de más altos ingresos hasta los de ingresos más bajos. Este proceso implica un incremento de los puestos de trabajo poco cualificados en el sector servicios, así como una expansión de la elite de profesionales cualificados.

Según el informe “Polarización social: un nuevo riesgo que integrar en los negocios” elaborado por la consultora Globescan y Corporate Excellence, “construir un capital social más sólido que sea capaz de unir a distintos grupos de personas y guiarlos hacia un conjunto común de valores compartidos debería ser el objetivo último de la vinculación o engagement de las empresas con la sociedad. En términos de visión, definir un pro­pósito permitiría concretar y prescribir el papel que pueden desempeñar los negocios a la hora de abordar los problemas sociales desde su nú­cleo central de actividad.” Y avisa de que puede convertirse potencialmente en un obs­táculo para resolver algunos de los retos globales más urgentes, como la reducción de la pobreza, la desigualdad económica y el cambio climático, con los que se han comprometido muchas orga­nizaciones en el mundo, adoptando los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

El documento, basado en entrevistas a más de un centenar de directivos, señala que a la hora de describir los riesgos potenciales de un contexto social dividido, la polarización social se menciona como un factor subyacente a otros riesgos que se consideran más importantes. En particular, se mencionan tres muy relacionados con ella: inestabilidad económica, mayor desigualdad económica y pérdida de confianza. Y añade que los métodos para medir los riesgos a través de análisis de big data o indicadores ASG (ambientales, sociales y de buen gobierno) responden a una actitud reactiva centrada en la resolución de problemas, pero no ayudan a entender el impacto de la polarización social.

Si bien casi todos los profesionales entrevistados afirman que sus compañías ya han expresado su propósito, todavía quedan algunos desafíos pendientes antes de que se reconozca todo el valor que encierra tener un propósito bien definido. El informe concluye que “para hacerlo, las empresas van a tener que superar grandes obstáculos: la falta de implicación con el propósito por parte de los empleados, la dificultad de cuantificar el impacto o los riesgos que suponen operar en una sociedad escéptica y desconfiada”.

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