Existen modalidades de gestión empresarial cuyos riesgos e impactos negativos dependen en una alta proporción del modo en que las misma son implementadas, y otras, como la que nos ocupa en este artículo, que liza y llanamente son la antítesis de la buena práctica, sin importar qué dispositivos las acompañen con el propósito de atenuar sus efectos.