Hay un aforismo que proclama que el infierno está empedrado de buenas intenciones. Apunta a que las buenas intenciones no son por sí mismas suficientes. Desear algo no lo convierte en realidad. Tampoco basta con señalar qué es necesario para hacer real un deseo; hay que actuar. Pero en muchas ocasiones, la dificultad en acertar sobre CÓMO actuar es mayor que la de establecer QUÉ habría que hacer. Muchos buenos propósitos tienen “déficit de CÓMOs”.