Principia un curso político que, eso dicen, será caliente y grave, tanto que pondrá a prueba los conocimientos y la capacidad de nuestros dirigentes. De su mano, y en su ejercicio, ese valor al que llamamos democracia debería contribuir a que los ciudadanos, aun “conectados” a las redes, aprendamos a relacionarnos, conocernos, informarnos y, sobre todo, dialogar. Y los políticos, faltaría más, los primeros.