“Cum-clavis”, bajo llave, es el origen latino de la palabra cónclave, la reunión que, vacante la Sede, celebran los cardenales de la Iglesia Católica para elegir a un nuevo Papa. El enclaustramiento fue la consecuencia de las situaciones de bloqueo y demoras que algunas veces se daban a la hora de elegir al nuevo Pontífice, y es paradigmático y famoso el caso de la italiana ciudad de Viterbo, en el siglo XIII: después de casi tres años sin acuerdo, los ciudadanos decidieron no suministrar mas que pan y agua a los cardenales allí reunidos y, ¡milagro!, estos eligieron rápidamente a Gregorio X.