Entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, la meta número 15 persigue una gestión sostenible de los ecosistemas naturales que ayude a frenar la desertización y la pérdida de biodiversidad.En este artículo hablamos del capital natural, uno de los activos más importantes para el progreso económico y social de muchos países, con más del 50% de la economía mundial dependiendo del mismo[1] y siendo además una de las bases principales para sectores como el turismo, la industria agroalimentaria o la farmacéutica, dónde se identifica que al menos un 63% de los medicamentos se desarrollan con recursos naturales.