En un año marcado por la controversia en la agenda de los estados y su efecto sobre el sector empresarial, la sostenibilidad ha sido en cierta medida desplazada de la atención pública. Sin embargo, continúa el avance en caminos iniciados en 2015, como la Agenda 2030 y el Acuerdo de París en materia de desarrollo sostenible y lucha contra el cambio climático, respectivamente. Asimismo, se abren nuevas sendas en relación al urbanismo sostenible y la transparencia corporativa, y el proteccionismo podría cambiar el sentido de la brújula de la responsabilidad social
El Brexit ha ocupado muchos titulares, tanto antes como después de la votación del pasado 23 de junio. Aunque todavía hay muchas dudas sobre las consecuencias y el propio proceso de salida, no podemos pasar por alto el impacto de este acontecimiento sobre los compromisos medioambientales, sociales y de gobierno corporativo de los que forma parte Reino Unido, especialmente el acuerdo sobre el cambio climático alcanzado en París en diciembre de 2015, que fue suscrito en bloque por la Unión Europea
No soy partidario de entrar en política, terreno harto pantanoso donde los haya. No obstante, mi nivel de estupefacción ante lo visto durante la campaña del Brexit, ha superado con creces lo admisible. Me imagino como se sentirán miles, millones de ingleses, que durante varios días han ejercido de funambulistas, lo malo es que no han sido conscientes de ello
El Brexit ha puesto de relieve un fenómeno social sorprendente: los mayores de una sociedad decidiendo el futuro en contra de los intereses de los jóvenes de esa misma sociedad.
Los jóvenes del Reino Unido han votado, en su mayoría, la permanencia en la Unión Europea. Muy a su pesar, habrán de vivir fuera de ella durante muchos años.