Las cadenas de suministro a nivel global son extremadamente diversas. Se despliegan en distintos países, con distintas legislaciones y culturas. Las empresas que forman parte de ella tienen, además, distintos tamaños y prácticas empresariales. Todas estas diferencias hacen que existan potencialmente diversos riesgos que, cuando se materializan, ponen en peligro el respeto de los derechos humanos de las personas que trabajan en ellas