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La desigualdad en el acceso a la neurocirugía es una barrera crítica en la atención médica global, especialmente devastadora en países de bajos recursos. Sin embargo, iniciativas formativas lideradas por organizaciones como la fundación NED y COSECSA están cambiando este panorama. Este artículo explora cómo la formación de especialistas locales mejora la equidad y la calidad de la atención y destaca la urgente necesidad de fomentar la cooperación internacional, entre otras estrategias, para cerrar la brecha en el acceso a cuidados vitales.
Formación que transforma vidas

El gran desafío: un acceso desigual a la neurocirugía

Cada año, más de 14 millones de personas en el mundo necesitan intervenciones neuroquirúrgicas, pero la mayoría vive en países donde estos procedimientos no están garantizados. Esta desigualdad impacta contra la salud individual y perpetúa un ciclo de pobreza y marginación. Sin acceso a tratamientos esenciales, muchas personas quedan incapacitadas, lo que les impide participar plenamente en la vida económica y social de sus comunidades.

En África subsahariana, la situación es especialmente crítica. Según un informe publicado por la Cátedra VIU-NED en Neurociencia Global y Cambio Social, la región cuenta con apenas 1,5 neurocirujanos por millón de habitantes. En contraste, los países de ingresos altos tienen una media de 36,1 neurocirujanos por millón. Esta disparidad deja a millones de personas con trastornos neurológicos sin acceso a tratamientos que podrían salvar sus vidas.

Iniciativas transformadoras

Frente a este desafío, el College of Surgeons of East, Central and Southern Africa (COSECSA) y la fundación NED han demostrado que es posible revertir esta tendencia mediante programas formativos bien estructurados que apoyen la especialización neuroquirúrgica de los profesionales locales.

Un ejemplo destacado es el Instituto NED en Zanzíbar, que pasó de no tener servicios de neurocirugía a convertirse en un hospital especializado acreditado por COSECSA. Este logro ha permitido formar a la primera residente en neurocirugía de Zanzíbar, marcando un hito de autosuficiencia y esperanza para la región.

Formación con impacto social

Sin duda, estas iniciativas se distinguen por su foco: generar un cambio positivo en la sociedad. No buscan solo dotar a los profesionales de habilidades técnicas, sino también facilitar el acceso a una formación de primer nivel a sanitarios que de otra forma no podrían acceder a ella. Se trata de un objetivo esencial para que los neurocirujanos ofrezcan la mejor atención posible en entornos con escasos recursos.

El compromiso con la equidad se refleja en programas de becas y ayudas que permiten a profesionales de áreas marginadas acceder a formación de calidad. Estas ayudas económicas facilitan las rotaciones en hospitales de referencia y la participación en cursos avanzados, asegurando una efectiva transferencia de conocimientos y habilidades.

Hacia un futuro más equitativo en la neurocirugía

Aunque se han logrado avances significativos, aún queda mucho por hacer para cerrar esta brecha en el acceso a la neurocirugía. En muchos países de África subsahariana, los profesionales enfrentan la falta de infraestructura, equipos médicos y programas de formación especializada sin apoyos suficientes. Pero hoy sabemos que la cooperación internacional y el compromiso continuo son esenciales para avanzar hacia un futuro donde el acceso a la neurocirugía no sea un privilegio reservado para unos pocos, sino un derecho universal. Tenemos la responsabilidad compartida de seguir trabajando para ello.

 

Autores

Dra María José García Rubio – Codirectora de la cátedra VIU-NED en Neurociencia global y cambio social del Vicerrectorado de Investigación, Transferencia e Internalización de VIU

Dr Jose Piquer Martínez – Director Fundación NED

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