Un diagnóstico integral
En el informe, elaborado por la Unidad Next Gen de LLYC, ponemos de manifiesto la importancia de impulsar la tecnología CCUS, destacando su potencial para reducir las emisiones globales de CO2 en un 33%. Lo que supondría un avance notable para alcanzar los ambiciosos objetivos de neutralidad climática de la Unión Europea para 2050. Sin embargo, no ha sido hasta hace relativamente poco, con la adopción del Pacto Verde Europeo y la Ley del Clima Europea en 2019, que la gestión del carbono ha empezado a ocupar un lugar relevante.
La Estrategia para 2050 de la UE comprende las tecnologías de captura de CO2, uso o almacenamiento geológico y transporte a través de tuberías, barcos o camiones. Si el CO2 capturado se destina a su uso, se emplea como recurso o materia prima para crear productos y servicios. En cambio, si se destina al almacenamiento, el CO2 se deposita permanentemente en formaciones geológicas subterráneas, como acuíferos salinos profundos o campos de petróleo o gas agotado. En cuanto a la elección del método de transporte depende de: la distancia, el volumen y la infraestructura disponible. Esta fase es crucial, y aunque predominan las tuberías, Europa todavía carece de una infraestructura comunitaria adecuada. A corto plazo, como señala la propia Comisión, solo es viable por vía marítima, lo que hace necesario regular el transporte marítimo de CO2 para facilitar su movimiento entre los Estados Miembros.
Normativa. El caso español: barreras y oportunidades
Desde 2019, la Comisión Europea ha promovido varios textos regulatorios para apoyar las tecnologías CCUS, evaluando la necesidad de infraestructura transfronteriza de transporte de CO2. La estrategia europea se centra en reducir la dependencia del carbono, reciclar el carbono de residuos y desarrollar soluciones de eliminación de CO2. La Ley de la Industria de Cero Emisiones Netas, aprobada en mayo de 2024, es la iniciativa más relevante hasta la fecha.
En España, la normativa sobre la gestión del carbono se incorporó a través de la Ley 40/2010 de almacenamiento geológico de dióxido de carbono, de 29 de diciembre, basada en la Directiva 2009/31/CE. Sin embargo, el desarrollo reglamentario necesario para muchos aspectos aún no se ha producido. No obstante, el borrador de la actualización del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030, enviado en junio de 2023 a la Comisión, incluye ya referencias a la introducción de tecnologías CCUS en relación a la descarbonización industrial.
Esta falta de desarrollo reglamentario ha provocado que los proyectos españoles de CCUS tengan serios impedimentos para acceder a los fondos que otorga la Comisión Europea a través de la Agencia Ejecutiva Europea de Clima, Infraestructura y Medio Ambiente (CINEA), como son el Innovation Fund, los Proyectos Importantes de Interés Común Europeo (IPCEI), el Mecanismo Conectar Europa (CEF), el Fondo de Transición Justa (JTF), y Horizonte Europa. Esta situación conlleva una pérdida de competitividad para la industria española y el riesgo de desindustrialización en sectores que no tienen fuentes de energía alternativas.
Retos y desafíos a nivel global, europeo y nacional
Existen numerosos retos a los que enfrentarse en el desarrollo de las tecnologías CCUS. A nivel mundial, la considerable inversión requerida subraya la necesidad de colaboración público-privada para garantizar la viabilidad y continuidad del desarrollo de CCUS. Financiación que debe dirigirse no sólo hacia la investigación y desarrollo de tecnologías innovadoras, sino también hacia la construcción de la infraestructura necesaria para capturar, transportar y almacenar CO2.
A nivel europeo, el desafío se centra en la cooperación entre los Estados Miembros, incluyendo tanto a los gobiernos como a la industria. Una coordinación que permita a los países compartir infraestructura y recursos, optimizando así los costes y beneficios de la tecnología CCUS.
En España nos enfrentamos a diversos desafíos. En primer lugar, promover y respaldar la investigación para el almacenamiento de carbono. En segundo lugar, avanzar en el desarrollo de la regulación de CCUS. Es perentorio ratificar la enmienda de 2009 al Protocolo de Londres para permitir el transporte del CO2 capturado en España. Sin esta ratificación, los proyectos nacionales se enfrentan a obstáculos legales significativos que restringen su desarrollo y viabilidad económica. Por último, es crucial realizar una labor educativa y divulgativa, a todos los niveles, sobre las tecnologías CCUS.
Se trata no solo de lograr la neutralidad climática, sino también de impulsar un desarrollo económico sostenible y la transición hacia una economía verde.
El camino a seguir
Para aprovechar el potencial de la tecnología CCUS y avanzar hacia una economía neutra en carbono, es esencial una acción concertada a todos los niveles. Las políticas públicas deben alinearse con los objetivos de descarbonización, proporcionando un marco legal y financiero adecuado que fomente la inversión y la innovación. La colaboración entre el sector público y privado, así como entre los distintos países de la UE, será crucial para superar los desafíos actuales y establecer un mercado de captura de carbono eficiente y sostenible.
La tecnología CCUS representa una oportunidad única para abordar las emisiones de CO2 de las industrias más difíciles de descarbonizar y es un paso decisivo hacia la neutralidad climática. Con el apoyo adecuado, un marco regulatorio robusto y una implementación coordinada el desarrollo efectivo de la tecnología CCUS podría transformar no solo la industria, sino también el futuro del medio ambiente.