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Hace unos días tuve la oportunidad de participar en las jornadas organizadas por Deloitte bajo el título “Informes integrados: cuando la información financiera no es suficiente”. En esa mesa utilicé el símil del “Oso Hormiguero” para explicar que actualmente tenemos enormes dificultades para “fusionar” el informe anual financiero (el oso) con el informe de sostenibilidad (la hormiga).

Vaya por delante que el informe integrado es el futuro en materia de reporte por muchos motivos: porque incrementa la trasparencia; porque define el modelo de negocio como el agregado de recursos financieros, recursos no financieros, formación de todos los capitales (financiero, humano, manufactural, social, intelectual y natural) y las relaciones con grupos de interés; porque identifica todos los factores de riesgos y de oportunidades financieros y no financieros; y, sobre todo, porque no es una foto fija del ejercicio, sino que identifica drivers de creación de valor a futuro.

Sin embargo, el principal problema del reporte integrado es la gran diferencia que existe entre la madurez y comparabilidad del reporte financiero y el reporte no financiero. Esta diferencia se puede ver…

- En la Legislación: Mientras que el informe financiero es obligatorio legalmente en todos los países, el de sostenibilidad tiene un comportamiento desigual. Bovespa en Brasil y LSE (London Stock Exchange) en UK han regulado el reporte de datos de energía y emisiones de CO. Dinamarca tiene el modelo “report of explain”. Y Francia acaba de publicar un decreto que obliga a incluir información ESG a las empresas de más de 500 empleados o que facturen más de 100 millones de euros (Decreto N º 2012-557 de 24 de abril de 2012 sobre los requisitos de transparencia de la responsabilidad social y ambiental, del Departamento de Justicia y Libertad)

- En la estandarización de los indicadores: los indicadores financieros están estandarizados a través del International Financial Reporting Standards (IFSR); los de sostenibilidad, aunque toman el GRI 4.0 como principal referente, corren el riesgo de ser “reinventados” en cada país o territorio en función de “sus necesidades” o de su entendimiento de la sostenibilidad.

- En los procesos de auditoría: mientras que el informe financiero cuentan con unos procesos homogéneos a través de International Standards on Auditing (ISA), el de sostenibilidad cuenta con los modelos de Accountability, ISAE3000 y últimamente, con la aparición de la norma ISO26000.

- En los sistemas de verificación: mientras que los informes financieros deben ser auditados por una firma externa registrada que, además, asume responsabilidades legales, los de sostenibilidad no tienen este requisito y, de forma voluntaria, se someten a verificación & assurance, que tienen un alcance menor en términos de responsabilidades del tercero.

- En las asociaciones que los avalan: mientas que las instituciones relacionadas con lo financiero se AIA se agrupan en torno a la Association of International Accountants (AIA) vs en torno al informe de sostenibildaid hay múltiples iniciativas con focos diversos (GRI, Global Compact, OCDE, ILO, Aenor….)

- Y, por último, en las responsabilidades legales de los órganos de administración: mientras que las cuentas son firmadas por los miembros del consejo (y responden por ellas) y son aprobadas en Junta General, en el informe de sostenibilidad no hay responsabilidad alguna.

La pregunta entonces es sencilla. ¿Cómo es posible “fusionar” dos informes con tantas diferencias en su nivel de maduración? No se antoja una tarea fácil, como en el chiste. ¿Saben aquel que dice que dos animales “raros” se encuentran en el bosque, se miran extrañados y se preguntan? “¿Y tu qué eres?” “Yo soy un perro lobo, ya sabes, mitad perro y mitad lobo; ¿Y tú… tú que eres? – le interroga éste. “Yo soy un oso hormiguero”- contesta divertido el segundo-. “¡Anda ya!.. ¡no te creo!”

A lo mejor el informe integrado no tenga que ser una fusión de dos tipos de información, sino, como el verdadero oso hormiguero, un “animal” nuevo y distinto: un animal robusto como el oso (por la información que contenga) y a la vez un animal curioso al que le gusta “picar” algunos frutos del árbol de la sostenibilidad. Pero eso será objeto de otro post.

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