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Nos encontramos en la cúspide de un cambio fundamental, un cambio mundial en las cualidades que todos necesitamos para tener éxito, en la naturaleza de las organizaciones, y en cómo se deben dirigir los negocios. La revolución agrícola estableció un patrón que todavía existe hoy en día. Una pequeña cantidad de beneficios conlleva que solo un pequeño grupo de élite se puede permitir crear la cultura y controlar los recursos. Pero en 1700, surgió una fuerza diferente.

Bill Drayton*

Una arquitectura más abierta desarrollada en el norte de Europa, en la que las mejores ideas eran recompensadas y donde nació la innovación empresarial. Esto permitió al Oeste romper con 1200 años de estancamiento. Los ingresos medios per capita subieron un 20% en el siglo XVIII, un 200% en el siglo XIX, y un 740% en el siglo pasado, y el mundo, especialmente el mundo pionero y emprendedor del comercio y de los negocios, cambió para siempre.

Este progreso parecía haber ignorado al sector público: el gobierno, las fundaciones y las organizaciones sin ánimo de lucro. En este ámbito no hay competencia, con lo que se generó una gran descompensación entre el sector privado y el sector público, caracterizado más tarde por un lento rendimiento, una pésima retribución y baja autoestima.

Sin embargo, en 1980, un nuevo sector social comenzó a dar el salto hacia la arquitectura empresarial del sector privado. Las agencias gubernamentales, las asociaciones caritativas tradicionales y los filántropos ya no eran los únicos en el mundo que se esforzaban por solucionar los problemas sociales. Los emprendedores sociales surgieron con nuevas ideas para cambiar el sistema. Ashoka ha invertido en más de 2700 de esos emprendedores en todo el mundo. Hemos apoyado y hemos sido testigos de los efectos que este cambio en las reglas el juego ha tenido una y otra vez. (Más de la mitad de estas iniciativas cambiaron la política nacional en tan solo cinco años.). En consecuencia, el sector ciudadano está reduciendo a la mitad la descompensación que hay entre su nivel productividad y el del sector de los negocios cada 10 o 12 años. De hecho, hoy día este sector está generando trabajos entre 2,5 y 3 veces más rápido que el sector de los negocios.

Estamos en tránsito desde un mundo en el cual una pequeña élite lo controla todo hacia un mundo en el cual todos necesitamos formar parte del juego. No te lo creas solo porque lo decimos nosotros. Mira a tu alrededor. ¿Qué organizaciones, ciudades, e instituciones llevan la voz cantante? ¿Hacia dónde está yendo la gente inteligente y capaz?

Hace 50 años, la ciudad de Detroit era el símbolo del ingenio y la prosperidad de Norteamérica. Henry Ford y su pequeño grupo de gestores lo ideaban todo y le decían a todo el mundo lo que tenían que hacer. Este enfoque de orden y control funciona en un mundo relativamente estático en el que la mayoría de las tareas son repetitivas, como en las cadenas de montaje de automóviles. Pero no funciona para el ritmo frenético que tiene el mundo hoy día, en el que el nombre del juego es el cambio; y tampoco funcionará en el futuro.

Comparemos la ciudad de Detroit, antes poderosa, con Silicon Valley.  Allí, la gente reconoce que lo más poderoso en este nuevo mundo es tener una idea en manos de un emprendedor capaz. Empresas como Google y Apple están captando a personas con una gran capacidad tanto para idear nuevas soluciones como para llevarlas a cabo, y no porque les prometan a sus trabajadores decirles lo que tienen que hacer sino precisamente porque garantizan darles la autonomía necesaria para hacer aquello en lo que son los mejores y la capacidad de ser jugadores críticos sin tener en cuenta en que puesto están dentro de la estructura organizativa de la empresa. Allí, cualquiera puede ser un impulsor de cambio. Eso no quiere decir que lo sean, ni que en Silicon Valley no tengan sus propios problemas, la vivienda por decir uno. Pero si quieres saber cómo será nuestro mundo en 10 o 15 años, quién tendrá éxito, o por el contrario quién no lo conseguirá, fíjate en Silicon Valley.

Para ser eficaz en este nuevo mundo, necesitarás dominar cualidades como la empatía y el trabajo en equipo, así como el liderazgo y la capacidad de propiciar los cambios. Necesitarás saber como funcionar en un mundo que ya no es una jerarquía sino un caleidoscópico equipo global formado a su vez por equipos, sin fronteras entre los sectores y el cambio que avanza a pasos de gigante. Este es un momento único en la historia. ¿Estás preparado para ser un impulsor de cambio en el sector privado? ¿En el sector social? o ¿en ambos? ¿Tenéis tanto tú como tus empleados las cualidades necesarias? ¿Cómo podréis tú y tu empresa encajar en este nuevo mundo?

*Bill Drayton es el fundador, presidente y director ejecutivo de Ashoka innovadores para el público. Desde 1980, Ashoka ayuda a emprendedores sociales a desarrollar, compartir y promocionar sus ideas. Valeria Budinich dirige los esfuerzos mundiales de Ashoka para llevar a cabo alianzas provechosas entre las empresas privadas y las organizaciones del sector social.

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