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El uso de la Responsabilidad Social Corporativa o Empresarial, paradigma creado por las multinacionales, escuelas de negocios y facultades de administración de empresas para realizar una operación de cosmética en el marco actual de crisis, resulta cuanto menos, exasperante.

 

Mercè Espuñes

 

 El uso de la Responsabilidad Social Corporativa o Empresarial, paradigma creado por las multinacionales, escuelas de negocios y facultades de administración de empresas para realizar una operación de cosmética en el marco actual de crisis, resulta cuanto menos, exasperante.

 

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Utilizar el concepto de “Responsabilidad Social Empresarial” RSE, o RSC, como instrumento para realizar, en el marco de crisis que vivimos, una renovación de la imagen, la productividad y la competitividad empresarial, puede resultar paradójico, sorprendente y exasperante, situados en un momento de recesión económica, desempleo, alto déficit público e impotencia por parte de las administraciones públicas en su competencia reguladora. Y es que no hay nadie para regular las iniciativas, fusiones y estrategias de las multinacionales.

 

La ciudad de Zaragoza acoge durante los próximos 27 y 28 de Mayo el I Congreso Nacional sobre RSE que se presenta con el objetivo de “ayudar a las PYMES a desarrollar herramientas de gestión de responsabilidad social”.

 

Tan solo recordar que el concepto de RSE o RSC nació en los años sesenta como propuesta de solución de manos de las propias multinacionales para aplacar cuestionamientos globales en materia social y ambiental por parte de ONG y colectivos sociales ante el aumento de poder de las grandes corporaciones transnacionales. Asistimos hoy a una renovación de las formas en que se comunican las grandes corporaciones multinacionales con la sociedad, “se ha asumido que una empresa, para favorecer su propio interés, debe ser “responsable” e interactuar con todos los actores presentes en la sociedad en la que opera”- afirma Pedro Ramiro- coeditor, junto a Juan Hernández Zubizarreta del reciente libro El negocio de la responsabilidad (2009). Las compañías no han tratado tanto de cambiar las prácticas empresariales como de modificar la forma en que éstas son percibidas por la sociedad. Se trata de una operación de cosmética.

 

Se vincula la RSC con la fidelización de los clientes, la maximización de los ingresos y la reducción de costes, pero introduciendo una “nueva ética”, que aunaría sector privado con sector público, sociedad, ongs, etc. Esta sería la nueva estrategia ante la percepción de la necesidad de legitimación social, buena reputación corporativa e imagen confiable.

 

Sin embargo, las oenegés que trabajamos en el ámbito de los Derechos humanos y laborales, conocemos de cerca los efectos perversos de esta “ética”, reivindicamos transparencia, objetividad en los procesos de control de la cadena de suministro de estas empresas, y exigimos que no se haga uso indebido de los conceptos de “responsabilidad”, “social “ “medioambiental”.

 

Mercè Espuñes.

Socióloga. SETEM Aragón.

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