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Este mes de enero, el Foro Económico Mundial en Davos y el Global Risk Report 2025 (GRR2025) han subrayado la importancia de identificar y gestionar los riesgos emergentes que afectan a la economía, la política y la sociedad global. Ambos eventos ofrecen una radiografía de los principales desafíos que marcarán el rumbo del mundo en los próximos años. Pero surge una pregunta esencial: ¿las organizaciones están usando estas herramientas para tomar decisiones estratégicas o simplemente las almacenan sin aplicar sus enseñanzas?
 Colaboración, tecnología y gestión de riesgos: las claves para afrontar los desafíos del 2025

EALDE Business School ha llevado a cabo un exhaustivo análisis del Global Risk Report 2025 (GRR2025) y de las discusiones planteadas en el Foro de Davos, identificando los pilares fundamentales para enfrentar un año lleno de incertidumbres. Según la institución, la colaboración entre sectores, la inversión estratégica en tecnología y una gestión de riesgos eficiente serán imprescindibles para que empresas y gobiernos puedan adaptarse y prosperar en este entorno global cada vez más complejo.

Rinocerontes grises y serpientes de cascabel: dos caras del riesgo empresarial

Según Sergi Simón, coordinador de programas de riesgo y sostenibilidad en EALDE Business School, las empresas deben empezar por identificar los llamados “rinocerontes grises”, término acuñado por Michele Wucker para describir los riesgos previsibles que muchas veces ignoramos. Sin embargo, Simón advierte que no todos los riesgos son tan evidentes: “También existen las ‘serpientes de cascabel’, amenazas silenciosas que pasan desapercibidas hasta que generan un impacto significativo”.

Simón explica que estas “serpientes” suelen esconderse en factores como cambios regulatorios, tendencias sociales emergentes o pequeñas ineficiencias internas. La clave para detectarlas, afirma, está en el monitoreo constante del entorno organizacional: “Escuchar el cascabel implica estar atentos a señales sutiles que podrían evolucionar en problemas críticos si no se abordan a tiempo”.

Entre los riesgos que ejemplifican estas categorías, Simón menciona la creciente tensión entre potencias económicas, los efectos de la bi-globalización y la escasez de talento en sectores clave como la tecnología y la salud. “Aunque la existencia de estos riesgos puede clasificarse como un rinoceronte gris, su gestión diaria se asemeja más a enfrentar una serpiente de cascabel”, añade.

Estrategias para convertir riesgos en oportunidades

El informe GRR2025 coincide con muchas de las discusiones del Foro de Davos, especialmente en torno a la transformación digital impulsada por la inteligencia artificial (IA). Según Simón, “la integración de tecnologías avanzadas en la toma de decisiones requiere una colaboración inédita entre sectores para abordar desafíos globales”.

En este sentido, fenómenos como la fragmentación del comercio mundial en bloques —la llamada bi-globalización—, el envejecimiento poblacional en economías desarrolladas y la falta de talento especializado plantean interrogantes sobre la sostenibilidad y el crecimiento empresarial. “Estas tensiones son un desafío, pero también una oportunidad para transformar modelos de negocio hacia estrategias más resilientes y sostenibles”, destaca Simón.

Desde EALDE Business School, se subraya la necesidad de involucrar a todas las partes interesadas, desde proveedores hasta clientes, para debatir y gestionar los riesgos de manera proactiva. Además, Simón apunta que tecnologías emergentes, como la computación cuántica y la energía nuclear avanzada, ofrecen soluciones prometedoras, aunque también presentan nuevos retos en cuanto a regulación y posibles riesgos de implementación.

Del diagnóstico a la acción: un llamado a la proactividad empresarial

El Global Risk Report 2025 no debe quedarse en una lectura informativa, sino transformarse en una herramienta práctica para las empresas. “Es imprescindible que las organizaciones pasen de la reflexión a la acción. Los rinocerontes grises deben estar contemplados en la estrategia a largo plazo, mientras que las serpientes de cascabel exigen una vigilancia diaria para prevenir crisis imprevistas”, concluye Simón.

En un contexto global cada vez más incierto, integrar la gestión de riesgos en el corazón de la planificación estratégica es fundamental. La colaboración, el uso inteligente de la tecnología y una mentalidad orientada al cambio son las claves para que empresas y gobiernos enfrenten con éxito los retos del 2025.

 

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