El informe “El progreso en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS): Panorama de género 2022” publicado el pasado 7 de septiembre por ONU Mujeres y el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas (DAES) muestra un panorama muy poco alentador: alcanzar la plena igualdad de género es más una utopía que una realidad. El documento demuestra que, al ritmo de progreso actual, nos puede llevar cerca de tres siglos la igualdad. Los desafíos mundiales, como la pandemia de COVID-19 y sus consecuencias, los conflictos armados, el cambio climático y los retrocesos en materia de derechos de salud sexual y reproductiva de las mujeres exacerban aún más las disparidades de género. En este sentido, los expertos advierten que será imposible cumplir el ODS 5 —lograr la igualdad de género— para 2030.
Las cifras son contundentes: si se mantiene el actual nivel de progreso, el informe estima que se necesitarán hasta 286 años para cerrar las brechas en materia de protección legal y en eliminar las leyes discriminatorias, 140 años para alcanzar la representación equitativa en los puestos de poder y liderazgo en el lugar de trabajo, y al menos 40 años para lograr una representación igualitaria en los parlamentos nacionales.
La Agenda de Desarrollo Sostenible, adoptada por los Estados miembros de la ONU en 2015, fijó el plazo de 2030 para lograr la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres y niñas. Ahora, cuando quedan menos de 10 años para cumplirla, el mundo no está en camino. En medio de múltiples crisis y el aumento de la inseguridad económica y política, los avances en materia de igualdad de género no sólo se han detenido, sino que han comenzado a retroceder. En todo el mundo, una creciente reacción contra los derechos de las mujeres está amenazando incluso libertades y derechos conquistados hace décadas. El informe aclara que la igualdad y el empoderamiento de las mujeres es uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, y también es un elemento esencial de todas las dimensiones del desarrollo inclusivo y sostenible. En resumen, todos los ODS dependen de que se logre el Objetivo 5, con lo cual, estamos en problemas.
Los expertos muestran que los pocos avances que se habían logrado en materia de igualdad se han perdido y que, además, todo indicaría que el retroceso continuará. En este punto, el informe indica que, de no tomarse medidas inmediatas, los sistemas legales que no prohíben la violencia contra las mujeres, los que tampoco protegen los derechos dentro del matrimonio y en la familia y los que no garantizan la igualdad de derechos de propiedad y control de las tierras podrían seguir existiendo por muchas generaciones más. Además, la publicación revela que para erradicar el matrimonio infantil de aquí a 2030, el progreso debe ser 17 veces más rápido que el que se produjo durante la última década.
La feminización de la pobreza y el crecimiento de la desigualdad son dos de los principales problemas que aborda el documento. Según la investigación llevada a cabo por ONU mujeres, en el último tiempo ha crecido de manera exponencial el número de mujeres y niñas viviendo en situación de pobreza extrema. Asimismo, el informe señala un preocupante retroceso en la reducción de la pobreza, una situación que probablemente se verá agravada por el aumento de los precios y la inflación en numerosos países.
Concretamente, el estudio estima que unos 383 millones de mujeres y niñas vivirán en situación de pobreza extrema a finales de 2022, en comparación con los 368 millones de hombres y niños, mientras que un número superior no alcanzará los ingresos suficientes para satisfacer sus necesidades básicas como la alimentación, el vestido y la vivienda adecuada. En el aspecto económico, el informe también afirma que, a nivel mundial, se estima que las mujeres perdieron 800.000 millones de dólares en ingresos durante 2020 debido a la pandemia y, a pesar de que hubo un repunte, se prevé que su participación en el mercado laboral sea menor en 2022 que antes de la pandemia (50,8%, comparado con el 51,8% de 2019).
Por su parte, la publicación hace hincapié en el desigual reparto de las tareas de cuidados hacia dentro de los hogares. Se trata de tareas no remuneradas que recaen de manera casi exclusiva sobre las mujeres, impactando de lleno en sus trayectorias vitales y profesionales, impidiendo el desarrollo y el crecimiento. El documento denuncia que, tras la pandemia, con el cierre de escuelas y centros preescolares en 2020, se requirió 672.000 millones de horas extras de cuidado infantil no remunerado en todo el mundo el cual fue realizado por mujeres y niñas mayoritariamente. Suponiendo que la brecha de género en el trabajo de cuidados se mantuviera igual que antes de la pandemia, las mujeres habrían asumido 512.000 millones de esas horas.
Los derechos humanos no están garantizados de igual modo para varones y mujeres. Sobre este punto, la publicación denuncia que más de 1200 millones de mujeres y niñas en edad reproductiva (entre 15 y 49 años) viven actualmente en países y zonas con algún tipo de restricción en el acceso a abortos seguros y gratuitos. Y en aquellos países a donde en términos formales el derecho se ha conquistado, muchas veces existen trabajas burocráticas, religiosas o legales que hacen que el pleno goce del derecho al aborto se vea truncado.
Las guerras y los desplazamientos son otra problemática que aborda el documento. Al respecto, se observa que, durante el año pasado, cerca del 38% de los hogares dirigidos por mujeres en zonas de guerra padecieron una situación de inseguridad alimentaria moderada o grave, en comparación con el 20% de los hogares encabezados por hombres. Actualmente hay más mujeres y niñas desplazadas por la fuerza que nunca: unos 44 millones a fines de 2021. En el apartado de conflictos, la guerra en Ucrania empeora aún más la inseguridad alimentaria y el hambre, especialmente entre las mujeres y los niños, limitando el suministro de trigo, fertilizantes y combustible, e impulsando la inflación.
En opinión de la directora ejecutiva de ONU Mujeres, Sima Bahous: “Es crucial que nos movilicemos ahora para invertir en las mujeres y niñas, y recuperar y acelerar el progreso. Los datos muestran regresiones indiscutibles en sus vidas —en cuanto a ingresos, seguridad, educación y salud— que han empeorado por las crisis mundiales. Cuanto más tardemos en revertir esta tendencia, más nos costará a todas y todos”.
Evidentemente, alcanzar el ODS5 será imposible de aquí a 2030. El horizonte es cada vez más lejano y, por tanto, los esfuerzos deben ser cada vez más. Si no se incrementan seriamente las inversiones y los compromisos, incluyendo la disponibilidad y el uso de datos de género, el ODS 5 no se alcanzará en 2030 y deberemos esperar tres siglos para que algo cambie. Ha llegado el momento de unirnos como comunidad mundial y exigir por los derechos de la mitad de la población. Las mujeres y las niñas no pueden permitirse esperar más.